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domingo,
12 de
junio de
2005 |
Panorama político
El deseo de los otros
Mauricio Maronna / La Capital
La postulación del canciller Rafael Bielsa como candidato a diputado en la ciudad de Buenos Aires (anticipado en exclusiva el jueves por La Capital) priva al gobierno de uno de sus dos mejores ministros (el otro es Roberto Lavagna) y pone al desnudo la apuesta a todo o nada que hace Néstor Kirchner para plebiscitar su gobierno en los comicios legislativos. Para que la película no se detenga en una toma, si es que la Casa Rosada desea en verdad el triunfo en la provincia de Santa Fe, María Eugenia Bielsa debería ser candidata. La vicegobernadora es lo único cualitativamente novedoso que presenta el atrofiado PJ. El apellido Bielsa, como en Matrix, viene recargado.
El jefe del Palacio San Martín tenía menos ganas de dejar su cargo que su hermano Marcelo de compartir una cena con velitas en un restorán de Puerto Madero con el neblinoso Fernando Niembro. El peso de las encuestas, la densidad intelectual del canciller y una relación con el presidente que trasegó todos los estadíos emocionales, precipitaron los acontecimientos, hasta tal punto que los grandes medios porteños, que dejaron correr ríos de tinta durante los últimos meses haciendo especulaciones de toda laya, se vieron sorprendidos por la información que les llegó desde Rosario.
De muy buen humor, el jurista utilizó ante este diario términos futboleros para analizar lo que vendrá: "Es simple: ahora es tiempo de salir a la cancha y ganar un partido extraordinariamente difícil". Las elecciones porteñas (imán mediático para todo el país) tendrán como protagonistas a tres figuras estelares de la política vernácula, y es probable que, al fin, el debate de ideas comience a ganarle terreno a las chicanas y la ramplonería.
Bielsa admite que será una especie de fighter a la hora de confrontar con Macri, de quien tiene la peor de las consideraciones. El exitoso presidente de Boca Juniors, dueño de un "núcleo duro" de votos, será emparentado con la década menemista. Un enemigo funcional para la noventofobia que, con más estrépito que reflexión, se utiliza para demonizar al antikirchnerismo. La prueba de laboratorio, finalmente exitosa, se llevó a cabo en el ballottage que catapultó a Aníbal Ibarra a la cima del poder porteño.
Elisa Carrió, en ese momento, apoyó a Ibarra y, ahora, tal vez, probará de su propia medicina. Lilita, la dirigente con mayor espesor intelectual del país, tendrá pocos programas periodísticos donde mostrar sus dotes de gran oradora.
La visita de Kirchner
En Santa Fe, previsiblemente, la visita del presidente Néstor Kirchner no ofreció grandes novedades, salvo el penúltimo intento del gobierno nacional para convencer a la vicegobernadora de que sea candidata.
La tarea estuvo a cargo de Alberto Fernández, con resultado negativo. Por estas horas, la arquitecta escuchará la opinión de alguien a quien respeta (y mucho), y que cree que lo mejor es que le diga "sí" a la postulación.
La presidenta del Senado provincial (nobleza obliga) tiene razón cuando dice que los autores del "culebrón venezolano" escrito diariamente sobre su futuro son los periodistas que todos los días hacen eje en la cuestión. Pero un dato no puede ser pasado por alto: el presidente pidió que sea candidata, el gobernador Jorge Obeid quiere lo propio, Carlos Reutemann sabe que es la única que puede hacer remontar al justicialismo en Rosario. Ninguno de ellos ha podido convencerla. ¿Su hermano Rafael hará que la misión se convierta en posible?
Si la vicegobernadora y Horacio Rosatti aceptan la postulación, es posible que también la provincia de Santa Fe pegue un salto de calidad en esta vulgar campaña electoral que se ha iniciado con demasiada premura.
María Eugenia Bielsa pedirá (o debería pedir) un debate cara a cara con Binner para que el tono proselitista pase de una vez por todas al plano de las ideas. Y es hora de que quienes aspiran a alcanzar una banca muestren algo más que una catarata de insultos hacia el adversario o un festival de engrudo que solamente sirve para el derroche y los eslóganes vacíos de contenido.
El paso huracanado de Kirchner por Santa Fe les hace ver a los obeidistas que el presidente esta vez puso a raya a los socialistas. "Hay que resaltar que por primera vez criticó a quienes coquetean con él pero le votan todo en contra en el Congreso", comenta por lo bajo Obeid. Antes de la frase pronunciada en el multitudinario acto desarrollado en la Universidad Tecnológica Nacional, el santacruceño consideró en una entrevista de hace pocas semanas que Binner "es una opción diferente" en la provincia.
El mitin ratificó también que Reutemann es el líder indiscutido para los peronistas santafesinos (fue el más aplaudido). Eso redobló las versiones interesadas sobre una candidatura del Lole a diputado, algo que le cae "como una patada en el hígado". Los votos del ex gobernador están puestos a plazo fijo y la fecha de vencimiento opera en el 2007.
En Balcarce 50, sin embargo, hay quienes vislumbran un escenario de elecciones anticipadas en Capital Federal, acicateadas por el efecto Chabán, y creen que el santafesino está en la primera línea para cubrir esa potencial vacante. "No, no hay nada de eso. Descártelo, es una locura", despeja Reutemann al mejor estilo Rolando Schiavi.
Una fuente oficial con despacho en Casa Rosada insiste: "No se olvide del viaje a Alemania y de lo que el presidente les dijo a los periodistas mientras festejaba el cumpleaños del Lole arriba del avión. A eso hay que seguirlo...".
Mientras, Binner retomó la semana pasada el tono de campaña que llevó adelante en las elecciones a gobernador: comparó a Santa Fe (en una radio porteña) con "el Santiago del Estero de los Juárez y la Catamarca de Ramón Saadi", entre otras denuncias gravísimas.
"Las elecciones de octubre son como el torneo de Roland Garros", se puso la vincha el ex intendente. "¿Y usted es Puerta o Nadal?", le repreguntó el periodista. "Y... Yo soy Puerta", remató el socialista quebrando inesperadamente la raqueta.
Cuando promediaba la campaña electoral del 2003, durante la sobremesa de un locro popular, el entonces candidato a gobernador también ensayó un dibujo deportivo: "Yo soy Monzón y Reutemann es Benvenutti". El final de la historia es conocido. Pero pese a que no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió, Binner puso sobre la mesa de campaña toda la artillería pesada, aunque todavía quedan más de cuatro meses para el 23 de octubre.
Desoyó a los gurúes del marketing político, que dicen que los mensajes negativos pierden su valor y que, adecuadamente refutados, explotan en la cara del candidato que los lanzó.
A favor de Binner debe decirse que, del otro lado de la red (del ring, por ahora no), faltan quienes "adecuadamente" puedan refutar los mensajes.
Los peronistas, aún sin haberlo escuchado todavía, deberían reparar en una letra de Andrés Calamaro para evitar preguntarse después de octubre "quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido".
O, tal vez por eso, buscan desesperadamente a María Eugenia Bielsa.
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