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domingo,
12 de
junio de
2005 |
Contracturas: pérdidas de elasticidad
"Estoy contracturado, me duele todo". Esta es una de las frases más repetidas en los últimos tiempos, en niños por la carga de las mochilas escolares, y también en adolescentes y adultos.
Las crisis impactan en el cuerpo como consecuencia de sentimientos de impotencia, bronca, frustración, angustia, incertidumbre, falta de trabajo, inseguridad, malas posturas, entre otros.
Las consultas por tensiones musculares aumentaron entre un 40 y un 60% en estos últimos años. Pueden ser muy dolorosas y suelen localizarse en cuello, hombros, caderas y espalda. Se superan con masajes y ejercicios y se previenen con técnicas de relajación.
Una contractura es una manifestación psicosomática del sistema nervioso central que consiste en el acortamiento y pérdida involuntarios de la elasticidad de un músculo. Se expresa de manera espontánea e inconsciente y aunque puede llegar a ser muy dolorosa no se considera una lesión grave, pero puede prolongarse en el tiempo ya que se la suele tratar como inflamación.
Por el músculo circulan capilares sanguíneos y terminaciones nerviosas que lo impulsan a elongarse y acortarse en forma sincrónica. Cuando el tono muscular aumenta, los capilares y terminaciones se comprimen, no pueden transferir la sangre y los nutrientes del cuerpo en forma normal y se forman esos nudos tensionales conocidos como contracturas.
Las contracturas por estrés no requieren tratamientos muy largos, pero si hay predisposición a contraerlas es probable que se repitan con frecuencia. También los síntomas secundarios que acompañan a las contracciones pueden intensificarse: cosquilleo en manos y pies, mareo, vista nublada, fatiga, sensación de vértigo, falta de aire. Actualmente es común que el tono muscular se potencie por el estrés formando un circuito de retroalimentación: cuanta más angustia y tensión se sientan mayores serán las contracturas y dolores musculares. Además del dolor persistente (tal vez no demasiado agudo pero constante), al tacto el músculo se nota endurecido y tenso. En algunos casos al cambiar de posición se calma ligeramente, pero el dolor nunca desaparece del todo y según donde se produzca puede haber dificultades para moverse.
Las malas posturas, preocupaciones, sobreesfuerzo del músculo o agotamiento por un ejercicio intenso sin suficiente tiempo de recuperación provocan contracturas. El lugar donde se sufren más frecuentemente es en los músculos de la espalda, en la zona dorsal alta, media y lumbar, pero si se trabaja con sobrecarga también pueden localizarse en el cuadriceps o gemelos, caderas, hombros y cuello (la fatiga muscular se siente en cualquier parte del cuerpo).
Para prevenir este problema se pueden practicar ejercicios aeróbicos que liberan energía, descargan tensiones y aumentan la producción de endorfinas (hormonas sedantes que provocan placer), además de masajes profundos que eliminan el ácido láctico. Estos junto con el shiatsu suelen ser la terapia más eficaz para calmar las contracturas.
Eduardo Colazo
Profesor de aikido y shiatsu
educo-48yahoo.com.ar
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