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domingo,
12 de
junio de
2005 |
Dieta macrobiótica: alimentos ricos en fibras
A través de la alimentación, la dieta macrobiótica busca lograr un equilibrio entre la naturaleza y el individuo. Este concepto tiene su origen en Japón donde cuerpo y mente son inseparables. Aunque se trata de una dieta vegetariana, lo que se come, cómo y por qué tiene su propia explicación filosófica: los alimentos se clasifican en dos grandes grupo que corresponden al ying (frutas y verduras) y al yang (cereales integrales) los que habría que combinar en forma equilibrada para sentirse bien.
Se caracteriza por excluir el azúcar blanco, los alimentos refinados y tratados industrialmente, la carne, los embutidos, los huevos, los lácteos, las bebidas alcohólicas, los dulces, el café, las grasas animales, las margarinas, la miel y las frutas tropicales, entre otros.
Cereales y arroz
Los alimentos básicos de la alimentación macrobiótica son los cereales integrales cocidos (arroz, avena, maíz), verduras (frescas o crudas) y las legumbres. Sólo ocasionalmente está permitido el pescado. También incorpora algas marinas como parte importante de los menús diarios, y típicos alimentos de origen japonés (soja, entre otros).
Además es muy importante la forma de preparar y cocinar los alimentos, sobre todo las verduras que por lo general se hacen al vapor. Entre las ventajas de esta dieta se encuentra el gran aporte de fibra. Además, los expertos en macrobiótica adecúan esta dieta a las características y necesidades de cada persona, incluso en función del país donde vivan o la estación del año.
Al tomar muy pocas proteínas, se pierde masa muscular lo que rápidamente hace adelgazar por lo que esta alimentación atrajo tanto a modelos y actrices. Sin embargo, tomar tan pocas proteínas y el hecho de que las de origen vegetal puedan no ser bien asimiladas, conlleva un riesgo grande de sufrir carencias, anemia e incluso desnutrición.
Seguir una dieta macrobiótica no es fácil socialmente, ya que no se pueden comer alimentos como lácteos, pizzas, carne, ensaladas o pan. Otro de los inconvenientes es que se basa en el consumo de frutas y verduras orgánicas, más caras que las habituales.
Para probar un día
Un típico ejemplo de menú macrobiótico que se puede probar durante un día se compone de:
u Desayuno: una taza de té y galletas de arroz untadas con paté de sésamo o vegetal.
u Almuerzo: arroz integral hervido con un trozo de alga y algo de proteína vegetal. Como postre, compota de manzana natural o una taza de té.
u Merienda: una taza de té con galletas de arroz con mermelada o paté vegetal.
u Cena: sopa con hongos y verduras al vapor. De postre, una taza de té o un trozo de torta preparada con copos de avena y gelatina.
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