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domingo,
12 de
junio de
2005 |
¿Cómo se sentirá
la Justicia?
Hace mucho que vivimos en un país donde la Justicia ya no es justa y los jueces son puestos por las manos de los poderosos. ¿Qué pasó con aquel principio democrático de la independencia de poderes y la igualdad de derechos? El último caso de esto es el del grupo Callejeros, procesado por matar a 193 personas. Uno de los fundamentos del juez de la causa es que antes del recital la banda supuestamente sabía que el local podía incendiarse y que la puerta de emergencias estaba cerrada. Entonces decidió procesar al grupo en lugar del responsable de abrir la puerta, Omar Chabán. Las causas del juez parecerían irrisorias. Pero no lo serían si conocemos las conexiones de Chabán con Ibarra. ¿Por qué el primer fusible en saltar siempre es el más débil? En un país donde la justicia no tiene reparos en liberar a los poderosos por más culpables que sean y acusar a los débiles, no puede haber expectativas de crecimiento. Son ejemplos de ello María Julia, Menem, Cavallo y De la Rúa, sólo por nombrar algunos casos cercanos en el tiempo. Por eso hay que preguntarse: ¿cómo se sentirá la Justicia? Esta pregunta guarda un doble sentido. Por un lado querer saber qué se siente que haya justicia, conocer alguna vez ese sentimiento, el saber que el culpable está tras las rejas. Por otro, saber qué siente la propia Justicia y qué diría esa mujer ciega con una balanza en sus manos si supiera que en la Argentina se la está utilizando de esta manera. En los últimos años se han producido innumerables hechos que con el correr de los años permanecen impunes. José Luis Cabezas, Carlos Menem Jr., Darío Santillán, Maximiliano Kosteki, Axel, Cristian y Sandra Cabrera, los muertos en la AMIA son algunas víctimas de asesinato, pero las víctimas de la impunidad somos todos.
Guido Brunet
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