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sábado,
11 de
junio de
2005 |
Chamot: la vuelta del hijo pródigo
El defensor pudo jugar 10 minutos y el Gigante lo recibió con su afecto
Mauricio Tallone / Ovación
José Antonio Chamot volvió al Gigante y tuvo el recibimiento que merece un hijo pródigo. A medida que el Flaco desfilaba hacia el banco de suplentes, las 15 mil personas que concurrieron al estadio se unieron en un cálido aplauso para darle la bienvenida. Chamot retribuyó el gesto levantando los brazos, se llevó las palmas de sus manos al corazón y luego se ubicó junto al resto de sus compañeros entre los relevos.
Los hinchas canallas explotaron de nuevo con un grito de apoyo cuando Chamot empezó a realizar ejercicios precompetitivos junto al paraguayo Mauro Monges, Damián Ledesma y Marco Ruben. Era evidente que la gente soñaba con ver a su ídolo dentro del campo de juego y dándole una mano a este Central repleto de pibes.
Al final, ese deseo popular se cumplió a los 38' del segundo tiempo. El profesor Horacio Viña salió disparado del banco de suplentes y le hizo una seña al Flaco para que calentara más sus motores, en obvia alusión de que su ingreso era inminente. Chamot entró, entonces, por Germán Rivarola y no sólo se ubicó por el carril izquierdo de la defensa sino que se quedó con la cinta de capitán de Pirulo.
Apenas pisó el césped del Gigante, la melodía clásica del "olé, olé, olé, olé...Flaco, Flaco", acompañó sus movimientos. Y si bien entró poco en juego, en las contadas intervenciones que protagonizó, demostró que su categoría de jugador internacional está intacta.
Además, arengó a sus compañeros en varias jugadas y cuando tuvo que progresar y trepar por su sector, lo hizo con criterio. Es más, hasta se animó en una maniobra a gambetear a Machín aunque después perdió la pelota y no le quedó otra que cometer una infracción que le pudo costar la amonestación de Furchi. Con respecto al aspecto físico, Chamot lució falto de competencia, pero ese déficit lo suplió con sus ganas.
Está claro que el empate no fue el resultado soñado por los hinchas de Central. Aunque en medio de la desazón, les hicieron un lugarcito a lo que dicta el corazón y gozaron con el regreso de uno de los máximos exponentes de la cantera canalla.
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