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sábado,
11 de
junio de
2005 |
De la Corte a la jefatura de Estado
La Paz. - El abogado Eduardo Rodríguez Veltzé no esconde su nerviosismo en estas horas luego de que el Congreso lo designara presidente de la república, un cargo que no esperaba, ante la renuncia de Carlos Mesa. "Nunca pensé que podía ser presidente", dijo sorprendido y con actitud modesta el otrora titular de la Corte Suprema de Justicia, de 49 años, quien desde su llegada a ese cuerpo ha cultivado más bien un perfil bajo.
Por si quedara alguna duda de sus intenciones, ha señalado que llamará "en un máximo 150 días a elecciones", algo en lo que insisten varios de los partidos más importantes, sindicatos, analistas y la opinión pública en general, como remedio a la grave crisis nacional.
El hecho de que Rodríguez no pertenezca a ningún partido político, de que sus declaraciones siempre sean moderadas y que hasta expresen una marcada sencillez lo han convertido por estas horas en el presidente que los bolivianos, más allá de sus desencuentros ancestrales, quieran para conducir al gobierno en la administración de unas elecciones generales imparciales.
También ha apuntalado esa consigna el rechazo indignado a que el presidente del Congreso, senador Hormando Vaca Díez, asumiera esa responsabilidad, pese a encontrarse primero en la línea de sucesión constitucional ante la dimisión de Mesa.
Rodríguez es un jurista de 45 años nacido en Cochabamba, al centro del país, cuna histórica de algunos de los más brillantes intelectuales bolivianos. Estudió en la Universidad de San Simón de esa ciudad y luego en la estadounidense de Harvard. "No soy político", ha dicho, pero eso no ha impedido que ocupe algunos cargos de relevancia en la administración pública -generalmente tomada por los partidos-, como el de subcontralor de asuntos legales y el de asesor general de la Cancillería, en 1993.
Sin embargo, el grueso de su trayectoria se ha centrado en la docencia. Ha sido profesor de varias universidades nacionales, tanto en carreras de grado como de postgrado. En 1999, por elección en el Congreso, llegó como ministro a la Corte Suprema, con sede en Sucre. Y en 2004 asumió la presidencia de la Corte y del Consejo de la magistratura. Desde allí, y tal vez en parte por estar alejado del centro del poder político que es La Paz, ha desarrollado una labor silenciosa, aunque quienes conocen el foro señalan que muy positiva para institucionalizar a ese poder, otrora sumamente desacreditado. (AP)
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