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sábado,
11 de
junio de
2005 |
Luego del no,
ahora de pie
Cuando todavía continúan los análisis del rotundo no de Francia a la Constitución de Europa y las implicancias en el futuro de la Unión Europea, parece atinado -por su rol prominente en el proceso de integración de posguerra- traer a la memoria las palabras del general De Gaulle al trazar su pensamiento continental, en 1944: "Y sin embargo, Europa existe", afirmó. Más adelante sostuvo: "Francia para beneficio de todos". En igual sentido enfatizaba en 1949: "Para eso se requiere una Francia en pie. ¡Por eso debemos ponerla en pie!". Y lo hizo. Además de estos lineamientos esbozados cuando el Viejo Mundo padecía las mayores afrentas a la dignidad humana y parecía una ficción pensar en alguna construcción más allá de los rencores nacionales, en una deliciosa conversación que mantuvo en 1969 con André Malraux dejó notables apreciaciones para su amada "princesa legendaria" (Francia) y para la posteridad. Allí dijo: "Yo veía en la participación un medio de despertar al país, de sacudirlo". Pero lamentaría que sus compatriotas, en 1968, se volvieran en contra de la "grandeza". ¿Contra quién o qué se han vuelto muchos ahora? El anciano estadista advertía el futuro con tono profético: "Ya no se trata de saber si Francia reconstruirá a Europa. Se trata de comprender que Francia está amenazada de muerte por la muerte de Europa". Sabía quién estaba del otro lado del Atlántico. Su genial interlocutor resaltó con claridad que De Gaulle llamaba franceses a quienes no querían ver morir a Francia. Entonces, una vez más, por el compromiso histórico con sus hermanos geográficos y por su deber con el mundo que ve negada la dignidad: ¡otra vez de pie!
Aníbal Germán Torres
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