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miércoles,
08 de
junio de
2005 |
Reflexiones
Gobernar no es payar
Jorge Lagna y Ricardo Spinozzi
Una legión de difamadores, guiados por un susto y una impotencia mayúscula, sobrevuelan la política santafesina desde hace varios años. Vendedores inescrupulosos de carne podrida andan a la caza de incautos e inocentes invocando una representación popular nunca avalada por las urnas. Impetuosos y desequilibrados se unen expresa o tácitamente para injuriar al peronismo y sus dirigentes. ¿Qué autoridad moral tienen? Son injuriadores profesionales, pretenden transformarse en pedagogos, guiando a la sociedad sobre qué temas se deben discutir y quiénes son los calificados para hacerlo. Minorías reaccionarias y soberbias, que disfrazadas de democráticas hacen aflorar un odio visceral y un rencor enfermizo contra quienes hace veinte años representan la voluntad soberana del pueblo.
Molestos por la notable adhesión popular que tiene Carlos Alberto Reutemann, conspiran y elaboran injurias de manifiesta inutilidad. Pero ya cansan, exceden la paciencia y la tolerancia del habitante medio. ¿Cómo se engendran estos militantes del odio? Tomemos las últimas semanas de la vida política santafesina para conocer sus ideas, sus proyectos, sus métodos para acceder al poder. Por ejemplo, Hermes Binner y Rubén Giustiniani, cabezas del socialismo, se refieren a sus socios desde el año 1995 como los responsables del saqueo del país con sus actos corruptos. Sus aliados del radicalismo responden y su presidente, Felipe Michlig, les pide: "...que se hagan cargo de la responsabilidad que les cupo durante el gobierno de la Alianza de Fernando de la Rúa. No se pueden olvidar los socialistas del pasado reciente y de muchos dirigentes de sus filas que también fueron responsables del fracaso de la Alianza...".
Más gráficas aún resultan las expresiones del concejal radical rosarino Jorge Boasso: "...Binner sale a decir que los radicales son sinvergüenzas, pero por carácter transitivo, si ellos se alían con la UCR entonces también son sinvergüenzas y responsables de lo que pasó en el 2001...", y prosigue: "...esta Alianza es más de lo mismo, surgió del contubernio de los dirigentes, es un eje corrupto con el cual hay que terminar...". Lo que se dice una sociedad seria, homogénea, perfecta.
Estos son los proyectos programáticos de la "Alianza" que se viene. Estos falsificadores de la historia, que se acusan de corruptos unos a otros, que sobornan a sus correligionarios, que se compran por dos pesos, como ya lo hiciera Alberto Flamarique con la reforma laboral y las coimas del Senado. Así eligen los fiscales del peronismo y de Carlos Reutemann a sus candidatos, a sus mejores hombres, a quienes acompañarán a Hermes Binner en la lista de diputados nacionales. Cínicos e hipócritas, hombres sin moral, sin ética, apelan a cuanto mecanismo ilegal exista para mantener sus privilegios.
Hasta cuándo la sociedad santafesina deberá soportar a estos sobornadores profesionales, mercaderes del rencor, fomentando la fractura social, la falta de compromiso, la compra de ideales. Como siempre, les llegará la hora del escarmiento en las urnas, pues una vez más el pueblo no permitirá que seudomoralistas del doble discurso pululen con impunidad y pretendan regir los destinos de millones de personas.
Insisten, quiere volver la Alianza de De la Rúa, "Chacho" Alvarez, Graciela Fernández Meijide, Hermes Binner, Hugo Storero, Marcelo Brignoni (hoy bajo el mote de Frente Progresista, Cívico y no sabemos que más, pues los avergüenza llamarse Alianza), pero como diría el dirigente radical Luis "Changüí" Cáceres "...de la imbecilidad siempre es muy difícil volver...", y le agregamos, del ridículo nunca. Por eso, les pedimos que no vuelvan.
(*) Diputado y senador provincial del PJ
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