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miércoles,
08 de
junio de
2005 |
Un repentino
flasback
Impuesto a través de los conceptos sobre mi persona y atuendo por el talentosísimo Ricardo Luque (El cazador oculto) (¿Salinger, tal vez?), réplica devaluada de Truman Capote, a la sazón también crítico de cierta sociedad pueblerina estadounidense, es que me permito estas reflexiones, a saber: en primer término tomaré debida nota de qué indumentaria ponerme, no sólo para concurrir a cualquier acto de corte cultural o piscolabis, en el cual el émulo de la opera de Carl María Von Weber (der freisehütz) amenace estar oculto para efectuar sus sesudas críticas sociales e ainda mais. Para ello lo llamaré previamente cada mañana al levantarme (conozco su teléfono portátil y estático) para que me asesore sobre mi vestuario, por su elegancia y blasones que envidiaría el mismo Alcibíades, máxime cuando portando arrogantemente gorra pochito y camisa "ad hoc" luce en la foto de Escenario, presidiendo su elegantísima y sagaz columna, potenciada por una simpática "mosca prolífera" en su prognósica barbilla. Como las apreciaciones alcanzan también a mi colega Gustavo Lorenzatti, adjudicándonos el mote de Chico Novarro y Marty Cosens por lo antiguo que parecíamos en la inauguración de Show Case (siempre desde la óptica pendeviejo del Cazador), me permito hacerle saber que en un programa de cable que tuve ocasión de atisbar fugazmente, conductor (Roberto Caferra) y entrevistado (Ricardo Luque) me remitieron al Rinconete y Cortadillo, personajes de la picaresca española... que son más antiguos todavía. Comparaciones... ¿viste (s)?
Silvio Mario Valli
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