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domingo,
05 de
junio de
2005 |
EEUU se regocija con la
crisis de la Unión Europea
El rechazo de la Constitución devendrá en una pérdida de protagonismo internacional, para ventaja de Washington
Washington. - El ministro de Exteriores alemán, Joschka Fischer, poco se percatará la semana que viene en Washington de la alegría por el mal ajeno que reina en Estados Unidos debido a las actuales turbulencias que azotan a Europa con su malograda Constitución.
Pero existen pocas dudas de que los amargos fracasos en los referendos en Francia y Holanda, la debilidad del euro y también los problemas de la coalición rojiverde en Berlín -que perdería las elecciones anticipadas de septiembre próximo- producen satisfacción a muchos en Washington, a pesar de que la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, subraye lo interesado que está Estados Unidos en una "Europa fuerte e integrada" como socio.
"Los euroescépticos en el gobierno, que de todas formas no creían en Europa, se sienten reafirmados y piensan que sencillamente hay que olvidar a Europa en los objetivos globales de Estados Unidos", opina el politólogo Jeremy Shapiro, del Instituto Brookings.
"Evidentemente, algunos sienten ahora alegría por el mal ajeno", afirma Shapiro. "La humillación de Chirac supone para muchos norteamericanos una profunda satisfacción", escribe el columnista conservador Cal Thomas. Chirac fue la figura más visible de la oposición europea a la intervención en Irak en 2003.
"Los europeos deben aprender a desarrollar grandes metas y para ello aportar sacrificios y aceptar compromisos", subrayó el ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger.
Temor a la competencia
La negativa de franceses y holandeses a aprobar la Constitución de la UE es interpretada en Estados Unidos como un reflejo temeroso ante la competencia internacional, los mercados liberalizados y el "capitalismo anglosajón", tantas veces citado en la campaña referendaria francesa.
"Esta revuelta contra las elites políticas es probablemente una reacción contra la globalización", opina el Washington Post. Las personas no confían en las fuerzas del mercado y castigan a la UE. "La UE hace el papel de una bolsa de boxeo. En Gran Bretaña odian a la UE, porque es demasiado socialista, en Francia, por demasiado capitalista", escribe Los Angeles Times.
Europa se encuentra atrapada en un "círculo vicioso" de miedo al futuro, impuestos elevados y crecimiento decreciente, comenta por su parte el New York Times. Thomas L. Friedman, uno de los columnistas más prestigiosos del Times, agrega desde India: "Es interesante ver cómo los franceses tratan de conservar su semana de 35 horas, mientras aquí los ingenieros están dispuestos a trabajar 35 horas al día".
Europa paga ahora "un alto precio por el fracasado experimento" de un Estado de bienestar de modelo prácticamente socialista, afirma por su parte el conservador Wall Street Journal. En los últimos 20 años se crearon en Estados Unidos 40 millones de nuevos puestos de trabajo, en Europa occidental sólo diez millones. Europa permanece "curiosamente resistente frente a la presión al cambio". Esta es la "enfermedad de Europa" agrega el cotidiano del mundo financiero norteamericano.
La votación en Francia pone punto final también a "la aspiración del presidente Chirac de convertir a Europa en una superpotencia global", opina el profesor Christopher Chivvis, de la Universidad John Hopkins.
El gobierno estadounidense observa los terremotos políticos en Berlín con sentimientos positivos. Los diplomáticos norteamericanos reconocen que Bush no quiere a Schroeder, que no confía en él. Cuando el canciller visite la Casa Blanca a finales de junio, será visto como un jefe de gobierno en retirada, cuya reelección es improbable. Luego de perder recientemente la última región alemana, la coalición de Schroeder llamó a elecciones anticipadas para septiembre próximo. Las encuestas indican que perdería ampliamente frente a los democristianos de la CDU.
"El resultado de las elecciones podría ser importante para las relaciones transatlánticas: Alemania se convertiría nuevamente en un socio fiable de Estados Unidos", se regocija el conservador Washington Times. (DPA)
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