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 domingo, 05 de junio de 2005  
Hilado artesanal: tejidos en lana

Los primeros pasos en el dominio de la fibra vegetal en el Perú aparecieron en la Cueva del Guitarrero donde se notaba una hábil manipulación de sogas y cestos. Se puede decir que en ese lugar de la sierra norte del Perú comienza la tradición más lejana que recorrerá el camino del tejido.

Los más antiguos de Argentina datan de más de 4000 años y corresponden a los hallazgos realizados en la cordillera en la provincia de San Juan.

Desde la época incaica el hilado es realizado tanto por hombres como por mujeres: el hombre hila cuando va caminando por las sierras o al seguir a su rebaño, la mujer lo realiza en su casa o al caminar llevando su guagua. Las materias primas necesarias se obtienen de los camélidos andinos (animales americanos) llama, vicuña, guanaco y alpaca, o de cabra y oveja (animales introducidos por los españoles).

En tiempos pasados, los grupos de cazadores de los Andes y del sur aprovechaban los nervios y tendones del animal para dar mayor resistencia al hilado. En el noroeste Argentino tanto en el pasado como en el presente, en el silencio de los cerros de colores, se observan mujeres y hombres con su huso de hilar, que caminan cuidando sus ovejas e hilando la lana.

Las comunidades Wichi hilan la fibra del caraguatá o chaguar para tejer bolsos: yicas. Las mujeres mapuches en el sur de Argentina, hilan con su huso y su rueca de hilar los vellones de oveja para tejer matras en los telares de troncos.

En el proceso de hilado antes de lavar la lana se estira la fibra y finalmente se realiza la torsión (según el tipo de torsión el hilo se vuelve más flexible, resistente, más fino o más grueso, de mejor o menor calidad). Los hilados se realizan de dos modos: en S (torsión a la izquierda) y en Z (torsión a la derecha). Actualmente hay un retorno a las historias pasadas y el hilado artesanal resurge de sus raíces y nos reencontramos frente a la lana hilada a mano en sus diversas calidades que comienza a ser un producto muy apreciado en el mercado, tanto en nuestro país como en el exterior. En la provincia de Santa Fe se han originados cooperativas de hilanderas que lo recrean y reproducen.

Por iniciativa de un grupo de mujeres de Granadero Baigorria y con el apoyo del Programa de Capacitación en Oficios Artesanales de la Dirección de Planificación Cultural de la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad, se gestó un espacio de encuentro de mujeres convocadas por el arte del hilado artesanal con el fin de rescatarlo, preservarlo y difundirlo desde el vellón de la oveja a la lana hilada utilizando pigmentos de plantas tintóreas de la ciudad, para producir color y teñir los materiales hilados conservando la ecología y eliminando las anilinas tóxicas de alto costo en el mercado. El grupo de hilanderas "Lalen" apunta a generar fuentes de trabajo, a elevar la calidad de vida de sus integrantes revalorizando el hilado y la tintura artesanal.

Claudia Goldin

Artista textil

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