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 jueves, 02 de junio de 2005  
Puerta interior
"No entiendo nada", dijo Mariano

Subir y bajar es más que una metáfora del éxito o el fracaso deportivo para Mariano Puerta. Subir y bajar fue, para el argentino que sorprende con su presencia en las semifinales de Roland Garros, un incidente que pudo haberle costado la vida. "No entiendo nada", admitió tras haber derrotado a su amigo Cañas en un partido donde cada punto se luchó y jugó hasta la extenuación. Puerta no entiende porque hace menos de un año su ránking estaba más allá del puesto 500, y porque hace doce meses siguió Roland Garros por televisión.

Subir y bajar. Sabe de eso Puerta. El año pasado se subió a un ascensor en el piso 19 de la torre de departamentos en la que vive en Buenos Aires. El elevador se trabó entre dos pisos y Puerta tomó una decisión de la que jamás se arrepentirá. Se escurrió por el hueco y salió del ascensor, que un par de segundos después se precipitó en caída libre hasta el sótano.

"¿Todavía se acuerdan de eso?", dijo con fresco asombro. "Fue en un momento en el que me estaban pasando muchas cosas malas. Por un tiempo me costó subirme a un ascensor, pero ahora ya subo de nuevo".

Y cómo. Puerta cerró 2004 en el puesto 262 del ránking mundial, una posición marginal en el mundo del tenis, pero que no dejaba de ser un progreso tras casi desaparecer luego de los nueve meses de suspensión por dóping con clembuterol que la ATP le impuso entre octubre de 2003 y julio de 2004. Puerta, de 27 años, siempre dijo que lo que consumió fue un medicamento para el asma.

Hoy, tras encadenar semifinal en Acapulco, final en Buenos Aires y título en Casablanca, brilla en París, una de las cuatro mecas del tenis a nivel mundial. Muy diferente a los meses de 2004 en los que jugó y ganó torneos menores en sitios tan exóticos o disímiles como Samarkanda, Teherán o Santiago de Chile.

No termina de digerir la atención que está generando tras su avance a la antesala de la final: "Nunca viví estas cosas, nunca vi una sala de prensa con tanta gente. Estoy a un paso de jugar la final, no queda ningún argentino, soy el único, no entiendo nada".

Bajo y retacón, con tendencia a engordar, Puerta basa su tenis en un despliegue físico sin límites y una zurda con la que busca mover de lado a lado a su rival. No es precisamente el saque y red su juego.

"Fue un partido de amigos. Hicimos todo juntos, hasta calentamos juntos. Tanto, que en un momento nos cruzamos en la red, nos miramos y nos dijimos «basta de correr»". Era el relato de un partido que se lleva jugando desde hace veinte años. "Nos conocemos desde los siete años, jugamos muchísimas veces".

Puerta llegó a temblar, porque jugaba puntos perfectos pero no podía concretar los match points ante el incansable Cañas. "Tras el primer match point me desesperé, porque había jugado el punto perfecto y no pude ganarlo. Creo que Cañas es el tipo que mejor defiende en el mundo".

Puerta tiene razones para seguir confiando. "Cuando supe que en la primera ronda me tocaba Ivan Ljubicic, le escribí un mensaje de texto a mi esposa diciéndole: «Es durísimo, pero si lo paso, llego a semifinales»". Sólo él sabe si se quedó corto en el pronóstico. (DPA)
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