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jueves,
02 de
junio de
2005 |
Denuncian una conspiración para derrocar a Mesa
El Congreso se apresta a debatir sobre los referendos autonómicos y el llamado a Asamblea Constituyente
La Paz. - La crisis que enfrenta Bolivia amenazaba ayer con agudizarse después de que el gobierno boliviano denunciara una conspiración para derrocar al presidente Carlos Mesa, y el líder opositor socialista Evo Morales acusara al titular del Congreso, Hormando Vaca Díez, de promover un "golpe fascista para descabezar al movimiento popular". "No ha cesado el movimiento conspirativo para derrocar al presidente Mesa, pero las fuerzas armadas y la policía son el principal muro de contención frente a esa amenaza", aseveró ayer el ministro de Gobierno, Saúl Lara.
El ministro apuntó en su denuncia a intentos conspirativos no sólo desde el Parlamento sino de la izquierda radicalizada y dogmática y de algunos empresarios que exigen la renuncia de Mesa. "Si el Parlamento no trata juntos el referendo autonómico (que reclaman en el oriente petrolero) y la Asamblea Constituyente (que exigen los movimientos sociales) vamos a tener un escenario de convulsión social muy difícil y se pondrá en riesgo el sistema democrático", anticipó.
Con un razonamiento similar, el líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, sostuvo que el riesgo golpista crecerá si el Congreso elude "unir las agendas de octubre de 2003 (la Constituyente) y la de enero de este año", cuando el Comité cívico de Santa Cruz exigió un referendo sobre las autonomías departamentales (provinciales).
En conferencia de prensa, Morales aseguró que "la derecha militar y civil intenta dar un golpe fascista y Vaca Díez tiene contactos con algunos generales para intentar descabezar al movimiento campesino, indígena y popular". "Se vio que los partidos que gobernaron con el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, esta vez encabezados por Vaca Díez, conspiran contra la democracia, provocan al pueblo boliviano buscando una convulsión para volver al poder", añadió. El líder del MAS aludió así al hecho de que el presidente del Congreso, el cruceño Vaca Díez, llamó el martes a una sesión del Parlamento y luego la boicoteó, dejándola sin quórum.
Morales expresó también preocupación porque en las próximas horas el Congreso intentará volver a sesionar para decidir sobre los referendos autonómicos pero sin un acuerdo para tratar la convocatoria a la Asamblea Constituyente. A esto se suma, aseveró, que "la oligarquía cruceña está armándose para provocar al movimiento indígena y campesino", mientras Vaca Díez intenta "movilizar a las fuerzas armadas". "Es verdad que tiene contactos con algunos generales inactivos y que evidentemente hay algunos comandantes (en la conspiración), pero no el alto mando militar, que sostiene al gobierno. Hay que reconocer que el alto mando tiene vocación democrática", afirmó.
El MAS, la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de la ciudad de El Alto, vecina a La Paz, y diversos movimientos sociales de las provincias del Altiplano concentran sus acusaciones en Vaca Díez, quien como presidente del Congreso ocupa el primer lugar en una eventual sucesión de Mesa.
Tras una jornada de incesantes protestas, salpicada por la destrucción de una comisaría, las fachadas de oficinas públicas y privadas, así como de vidrios de automóviles, los movimientos sociales aguardaban ayer la reanudación de las labores en el Parlamento, que permanece bajo un fuerte resguardo policial.
La sede de gobierno vivía una tensa calma, en tanto que en el Legislativo se buscaba un consenso entre los partidos políticos que permitiera garantizar la presencia de los legisladores en la sesión. El viceministro del Interior, Adrián Oliva, dijo que la situación en La Paz está "un poco más tranquila, hay menor cantidad de marchas de protesta y éstas son pacíficas".
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