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miércoles,
25 de
mayo de
2005 |
Cayeron con pilchas ajenas y lavadas
Apresaron a dos hombres cuando transportaban parte de las prendas robadas en un lavadero industrial
La identificación de un conocido delincuente por parte de una patrulla de la Brigada de Investigaciones, la mañana de ayer en la zona sudoeste de la ciudad, permitió esclarecer en pocas horas el robo calificado que perpetró un grupo de asaltantes a un lavadero industrial de donde se llevaron 300 prendas de vestir nuevas.
Todo se inició a las 5.50 de ayer en Corrientes 2066, donde funciona un lavadero industrial. Su propietario, Mario Alberto Lesquinta, se aprestaba a abrir las puertas del local cuando dos hombres armados lo redujeron y lo obligaron a ingresar. Tras ello lo maniataron y amordazaron junto a sus empleados y todos fueron encerrados en una dependencia de la empresa. Según la denuncia que radicó en la comisaría 5ª, sintieron el ingreso de un camión o vehículo de gran porte que se retiró después de algunos minutos.
Cuando Lesquinta se desató y liberó a sus empleados, comprobó que faltaban una 300 prendas -camperas y pantalones de diverso tipo- de marcas reconocidas que estaban lavadas para su posterior exhibición y venta en comercios.
Mientras la comisaría 5ª iniciaba la pesquisa, una patrulla de Investigaciones interceptó en 27 de Febrero y Alsina el paso de un utilitario Boxer, patente AUR533, conducido por Luis Alberto Medina. "Los policías lo conocen por los cuantiosos antecedentes penales que tiene y decidieron identificarlo para ver en que andaba", comentó un vocero policial.
Así las cosas, tras comprobar la identidad de Medina y de su acompañante, Mauro Germán Prodan, de 25 años, los agentes requisaron la camioneta y se encontraron con que estaba cargada de prendas de vestir. Los maleantes dijeron que "se la habían comprado al dueño de una tienda que cerró el local porque se iba a vivir a Europa", sostuvo la fuente.
También supieron los uniformados, por lo que declararon los detenidos, que en un bar americano de Medina, en Avellaneda y Gálvez, ya habían guardado más prendas. Hacia allá fue la brigada policial y secuestró toda la vestimenta.
El dueño del lavadero reconoció que la ropa secuestrada es la que le robaron en su comercio, aunque no había hecho el recuento pormenorizado para determinar si era la totalidad del botín.
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