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miércoles,
25 de
mayo de
2005 |
Distracción de
la naturaleza
La doctora Argibay no se equivocó cuando manifestó el 5 de mayo pasado: "No estoy en contra de la vida, pero si alguna mujer quiere abortar, por algún motivo que parezca lo suficientemente serio, tiene que poder hacerlo en condiciones de seguridad, en las que no arriesgue su vida ni de la criatura". Ella no ve impedimento en autorizar abortos y cuidar la vida de las criaturas, porque para ella los niños concebidos y no nacidos no son seres humanos. En su postura feminista radical, niños hay cuando nacieron con vida, y esto deberá ser así para poder defender la autonomía de la mujer como ser ilimitado, casi creador. Ha fijado su posición, a ella le parece correcto lo que han hecho algunos países: permitir el aborto hasta cumplidas equis semanas de gestación, a partir de las cuales recién consideran niño por nacer al embrión. Hasta ese momento decide la madre. Para las feministas, no hay problema que la dialéctica no pueda solucionar: el reconocimiento de la vida se evalúa de acuerdo a las expectativas de la madre. Si las expectativas hacia ese embrión son positivas, puede considerarse una mujer feliz, congraciada por la sabia naturaleza para ser madre. Si sus expectativas son negativas, lo denomina "embarazo no deseado" -una distracción de la naturaleza- y puede "interrumpirlo", eliminando a quien ha venido a invadirle su cuerpo, en procura de una inclaudicable felicidad.
José Luis Petrocelli, DNI 13.169.975
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