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 domingo, 17 de abril de 2005  
Victoria: Secretos de la Abadía del Niño de Dios
El centenario monasterio recibe semanalmente a cientos de peregrinos. Muchas personas solas, matrimonios y familias se hospedan en busca de paz, armonía y un encuentro diferente con el mundo espiritual

La Abadía del Niño Dios de la vecina ciudad de Victoria en Entre Ríos recibe cada vez más visitantes intrigados y deseosos de disfrutar de la paz y espiritualidad que irradia el centenario monasterio donde actualmente residen 20 monjes de la orden de San Benito. Fundado en 1899 por la abadía benedictina de Belloc, Francia, es la primera de hispanoamérica y se encuentra sobre la ruta entrerriana Nº 11, a escasos metros de la cabecera del viaducto con Rosario.

Desde su creación constituye un centro de irradiación religiosa, cultural y social y diariamente recibe a peregrinos de todo el país -especialmente bonaerenses y santafesinos- y del exterior, quienes pueden disponer de la atención espiritual de los monjes, participar de sus oraciones en la hermosa iglesia abacial y realizar una visita guiada por las dependencias exteriores del monasterio, a cargo de guías especializados.

Quienes buscan varios días de retiro reservan su lugar en el hospedaje de la Abadía, que funciona como casa de retiros espirituales y que cuenta con 80 plazas que suelen estar ocupadas totalmente los fines de semana, por lo que es necesario hacer reservas con antelación.

"El hospedaje es para aquellas personas, matrimonios, familias o grupos que deseen conocer nuestra vida y compartir un espacio de silencio y oración, y que tengan una motivación espiritual o religiosa. No hacemos distinción de credos ni de condición social", explicó el abad Carlos María Oberti, oriundo de Victoria y autoridad máxima del monasterio.

"Los monjes benedictinos abrimos nuestra casa para que todo el que busca a Dios pueda encontrarse con él y consigo mismo. Los huéspedes se alojan en un edificio especialmente preparado y participan libremente en todas nuestras oraciones. No todos los monjes hablan con ellos, sino los que están especialmente designados por el abad. Esto asegura la clausura e intimidad que la comunidad necesita y la necesaria discreción que el huésped pide para realizar su propia búsqueda sin perturbaciones. A todos los que lo solicitan se brinda asistencia espiritual por medio de charlas y confesión sacramental a cargo de los monjes del monasterio", agregó. "La casa de retiros no es un hotel ni residencia para turistas, sino un lugar privilegiado para descansar y orar en un ambiente espiritual", aclaró el abad.


Productos benedictinos
"El trabajo para el monje es una manera concreta de colaborar con la obra creadora de Dios, a la vez que posibilita el sostenimiento de la comunidad benedictina y la ayuda a los necesitados. Seremos realmente monjes cuando vivamos del trabajo de nuestras manos, dice San Benito", expresó Oberti.

La comunidad benedictina realiza diariamente una gran variedad de trabajos manuales, entre otros, tareas de tambo para la fabricación de dulce de leche y quesos, y apicultura (miel, jalea real, polen y propóleo).

Sin duda el producto fabricado por los monjes benedictinos de Victoria que goza de mayor renombre es un licor artesanal compuesto por 73 hierbas naturales que posee propiedades digestivas. El tradicional licor que comenzó a fabricarse en serie en 1962 es obtenido a partir de una receta elaborada en la misma Abadía y que se remonta a una tradición de 15 siglos. Hoy se ofrece en dos presentaciones: dulce y seco. Además se produce un licor llamado "Centenario" por haber sido elaborado para conmemorar los 100 años de la Abadía (en 1999) y cuyo ingrediente principal es la cáscara de naranja. Otros licores producidos por los monjes son el famoso "lemoncelo" (licor de limón) y el de arándano.

Asimismo los benedictinos elaboran una amplia gama de remedios fitoterapéuticos de venta libre para el asma, ansiolíticos, várices, digestivo, laxante suave, obesidad, reumatismo, colesterol, tónico cerebral, energizante, celulitis, diabetes, migraña, diurético, hepatoprotector, bronquial, hipertensión, ácido úrico, insomnio, circulación, acidez, úlcera y desfatigante.

Estos productos se comercializan en el país bajo la marca "Monacal", y existen buenas perspectivas para comenzar a ubicarlos en el exterior.

Profesorado San Benito

Además de promover la construcción de un barrio de viviendas en 1971, la creación de un club social y deportivo frente al monasterio y crear fuentes laborales para los vecinos de la zona, la Abadía del Niño Dios tiene bajo su responsabilidad el Instituto de Profesorado San Benito, destinado a la formación docente y profesional, con títulos de validez nacional.

Actualmente la institución ofrece profesorados de tercer ciclo de la EGB y de la educación polimodal en Filosofía, Psicología y Biología; tecnicaturas en Ciencias Agrícolas, Ganaderas, para la orientación de personas de la tercera edad y docente en minoridad; posgrados para docentes de escuelas con alumnos en alto riesgo social y especialización de orientadores en educación sexual.

Para ofrecer más y mejores servicios a sus visitantes, desde hace un año la Abadía construye a la derecha del templo un edificio de usos múltiples. El complejo que mantendrá el estilo arquitectónico de la iglesia abacial, contará con sanitarios, salas de estar, salones de conferencias, charlas y exposiciones, un amplio local para la venta de productos, artículos de santería y textos religiosos, además de un bar para el expendio de bebidas y comidas rápidas.
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La iglesia fue consagrada el 29 de agosto de 1998.

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