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domingo,
17 de
abril de
2005 |
Para leer: imperdible
Lecciones de Flaubert
El "Diccionario de los lugares comunes", que acaba de reeditar Libros del Zorzal, es una de las pequeñas joyas de Gustavo Flaubert (1821-1880). El valor del libro, dice en el prólogo Alberto Ciria, "crece en la medida del tiempo transcurrido desde la muerte física de su autor: estos clisés, estas "ideas recibidas", estos lugares comunes de la burguesía francesa (y europea) que tan bien conoció y retrató Flaubert, se reflejan y en muchos casos se identifican con los estereotipos mentales y verbales de nuestras burguesías locales".
Muchas de las definiciones ironizan en torno a las ideas sobre literatura. "Bien escrito", por caso, significa "palabras del portero para designar las novelas publicadas en folletín que lo divierten"; la muerte de Hipólito, escrita por Racine, es "el tema de narración más hermoso que se pueda concebir. Todo el mundo debería saber de memoria este fragmento". Sobre los folletines, Flaubert resume discusiones de su época: "Causa de desmoralización. Discutir sobre el probable desenlace. Escribir al autor para aportarle ideas. Furor cuando se encuentra en ellos un nombre parecido al propio".El término novela tiene una entrada significativa: "pervierten a las masas. Resultan menos inmorales en folletín que en libro. Solamente se pueden tolerar las novelas histórica, porque enseñan historia. Hay novelas escritas con la punta de un escalpelo, y otras que descansan en la punta de una aguja".
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