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domingo,
17 de
abril de
2005 |
Primera B. El charrúa enfrenta el nuevo ciclo con otro sabor
Central Córdoba perdió pero mejoró su nivel
Mauricio Bartoli / Ovación
Como en la mayoría de las buenas historias de amor, en ésta también hubo un comienzo rutilante. Enseguida llegó el climax y se multiplicaron los abrazos y besos. Sin embargo, aparecieron las dificultades y por ahora quedó un sabor amargo.
Así pasó el primer capítulo de 90 minutos en el vínculo entre Central Córdoba y el nuevo DT Oscar Santángelo. Por eso fue agridulce la sensación que dejó la derrota por 2 a 1, en la visita a Talleres.
El punto culminante señalado se dio cuando sólo iban 18 minutos. Uno de los protagonistas de la novela se sintió inspirado y desató la euforia. El autor del golazo de antología fue Diego Avila, que recibió la pelota afuera del área rival, superpoblada, eliminó rivales con un par de pisadas y definió con un tiro cruzado al rastrón. Entonces, Santángelo lideró el cruce de saludos eufóricos con los jugadores y el cuerpo técnico.
Hasta ahí, el 1-0 era acorde al mejor juego charrúa, en base a la movilidad de Conocchiari y Acoglanis, que se extendió durante los primeros 30 minutos. En ese período, Santángelo dio muchas indicaciones, pero a diferencia de lo que parecía en el ciclo anterior, esta vez la voz del otro lado de la línea de cal sonó más precisa.
Pero, el despliegue de los volantes y los delanteros del equipo local, que con esta lleva tres victorias consecutivas, tuvo su premio a los 37', cuando tras un desborde por derecha de Raúl Pérez, Villamayor tomó un rebote en el área chica y empató.
En el segundo tiempo, los de Tablada agudizaron una cierta desatención en las marcas y, a los 75', otro centro desde la derecha encontró solo a Villamayor, que con un cabezazo desde el punto penal venció a Ozafrán.
Desde ahí hasta el segundo final se vio la otra cara del buen desempeño charrúa, ya no tan vistosa, pero con mucha hidalguía para buscar revertir el resultado. Finalmente no pudo ser, pero la desazón tras el último pitazo evidencia que el ánimo ganador está queriendo volver a surgir.
El balance parcial de esta historia incipiente sugiere que hasta acá las cosas se hicieron bien. Que con un poco de esfuerzo y atención pronto volverán las sensaciones dulces. Por lo visto, sobre ello hay menos dudas que certezas.
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Avila marcó un golazo pero al charrúa no le sirvió.
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