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miércoles,
13 de
abril de
2005 |
Poesía y tangos, entre
la calidad y la sorpresa
U. G Mauro / La Capital
En medio de la calidad, a veces se pierden de vista -valga la redundancia- la calidad y la sorpresa.
Así parece haber ocurrido el sábado en el Centro Cultural Parque de España, con la presentación del Cuarteto Cedrón, cuando el público, ganado por la belleza poética de González Tuñón o de Gelman y más que saciado su apetito musical, percibió como algo cotidiano asistir al estreno de dos textos inéditos de Homero Manzi -"Palabras sin importancia" y "Mala estrella"-, y a la musicalización no ya de una poesía de cualquier autor, sino de un aguafuerte de Roberto Arlt.
El Cuarteto Cedrón abrió su presentación con "La fogata de San Juan" y el siempre bello "Los ladrones", de González Tuñón. Pero pronto comenzaron las sorpresas con un poema del titiritero Javier Villafañe y luego un tema instrumental de Osvaldo Tarantino que adelantó las delicadezas interpretativas del cuarteto, especialmente de su bandoneonista Facundo Torres.
Irónico en la chicana ideológica y dispuesto a molestar estéticas políticamente correctas, Tata Cedrón anunció el candombe de un autor "considerado mersa y grasa por la izquierda liberal" en referencia a una creación de Alberto Castillo.
"Piove en San Telmo", el instrumental "Los adioses" y "Candombe para el que hasta ayer" mostraron parte del nuevo disco y el Tata Cedrón volvió con más Tuñón, con los clásicos "Eche 20 centavos en la ranura" y "La cerveza del pescador Schiltigheim",
Cabe preguntarse si el Cuarteto Cedrón impacta en un público que le es fiel desde hace 40 años por ser vanguardista, "raro" o "progre" o logra ese impacto sencillamente porque se trata de un grupo de excelentes músicos que, por el contrario de "lo progre", encontró el secreto de hacer que la forma clásica y tradicional de tocar bien el tango resulte novedosa.
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