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miércoles,
13 de
abril de
2005 |
El último
saludo
Por medio de esta sección hago público mi agradecimiento a todos los que colaboraron en la edición matutina del día 3 del corriente, acerca de la vida y muerte de Juan Pablo II. Su contenido es luz que ilumina al católico que desea conocerlo mejor, y brinda información valiosa a quien desconoce su misión salvífica. Fue un hombre bueno, con la mirada del cura simple, sensible, un estadista y un caminante sufrido de Dios. Su papado recibió halagos e ingratitudes y a ambas supo sobrellevarlas, a pesar de su enfermedad terminal, cruz que sobrellevaba estoicamente. El sólo está en otro lugar, junto al que lo recuerda, pero su figura de mensajero de la paz, aún sigue viva entre todos los que siguen su obra de bondad. Pido que todos los hombres de buena voluntad nos unamos en oración junto a la familia celestial para que él, desde el cielo, descanse en paz y que esa paz reine en nuestros corazones. Como argentina digo: Viva el Papa Juan Pablo II y que Dios lo tenga en su gloria. Que la paz se haga realidad en cada confín de la tierra. Unamos nuestros corazones en la oración para que Dios se apiade del hombre que se aparta de su misión de dar amor. Nuestra Señora del Rosario está esperando al caminante para brindarle el último saludo, junto a todos los hombres de buena voluntad, como él se lo merece. Que la voluntad del Santo Padre sea cumplida.
Graciela Marchisio, DNI 6.210.059
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