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 domingo, 10 de abril de 2005  
Rosario desconocida: Olvidos y homenajes
Recordar a quienes construyen identidad debe tomarse como una tarea social

José Mario Bonacci (*)

Una ciudad madura y responsable construye su cuerpo en el tiempo y procura un ambiente en donde la arquitectura converse con otros mensajes humanos. Son los recuerdos, celebraciones, homenajes, exaltación de actos y legados de los ciudadanos en aquellos órdenes en que estos se hayan destacado logrando que perduren en la memoria popular. Esta acción debe ser continuada y justa, sin olvidos y sin errores. Nuestra historia, tal cual ha sido contada durante muchos años, es un devenir de acciones heroicas, mezcladas con actos abominables y antipatrióticos. Sorprende descubrir que luego de trescientos años, capítulos repudiables se repiten hoy con toda impunidad. Es como si todo estuviera bien, con pérdida de la memoria, disimulando demoledoras verdades, o mirando hacia otro lado. Felipe Pigna en su libro "Los mitos de la historia argentina" brinda datos irrrefutables. Es triste conocer acciones de "patriotas" en épocas del dominio español cuando en realidad eran colaboracionistas interesados. Amasaban fortunas en base al contrabando continuo o a la importación de esclavos negros africanos. Sus acciones generaron fabulosas fortunas transmitidas a generaciones presentes, cuyos actores siguen manejándose como si nadie los viera. Los últimos cincuenta años dan ejemplos aplastantes en estos temas. Muchas de nuestras calles ostentan nombres de estos sujetos como si nada hubiera acontecido, mientras que seres preclaros, dedicados y constructores de una verdadera identidad colectiva están en el olvido. Han ofrecido mucho de sus vidas en cada área de actuación: políticos, profesionales, artistas, anónimos ciudadanos, o extranjeros agradecidos que fundaron aquí sus hogares y arraigaron para siempre.

Con algunos ejemplos que recuerdan casos similares ignorados, citamos a Lisandro de la Torre. Cuando hace algunos años el viejo cine Radar fue reconvertido al uso actual, se retiraron de su frente placas que destacaban el nacimiento del notable político en ese solar. Obviamente, para poder construir el cine se demolió la casa en donde hizo oír su primer llanto quien sería luego el fiscal de la Nación. Esas placas no fueron repuestas en su sitio hasta hoy.

El ingenio de Manuel Aranda bautizó a Ernesto Guevara, el Che, como "el rosarino más famoso", el más universal de todos, se coincida o no con su prédica revolucionaria. Ha pasado a integrar la memoria colectiva de la humanidad pero su rincón natal en Urquiza y Entre Ríos, continúa sin ser identificado debidamente y su mural en la plaza de la Cooperación está siendo dañado por los agentes naturales, poniéndolo en peligro.

En Laprida 1935 existió la casa en que vivió Alfonsina Storni. Cayó demolida y allí nació un edificio de viviendas con su nombre y como mero acto inversionista, cayéndose en la infantil ilusión de que así se homenajea fervorosamente a semejante mujer...

Oídos sordos y egoísmo político llevaron al doctor Favaloro al horror del suicidio, cuando era un cirujano insuperable. Permaneció en el país ayudando a su gente, aun siendo tentado desde varios lugares del mundo con ofertas de tener todo lo necesario para ejercer su ciencia. Errores...Olvidos...Indiferencias.. Despreocupaciones nefastas...Podrían llenarse hojas con estos hitos del desentendimiento social.


Ejemplos cercanos
¿Es lícito aprender de acciones en otros lugares del mundo? Tienta hacerlo con nuestro vecino Brasil, de quien somos tan afectos en el consumo de su música, por ejemplo. Su expansivo, alegre y extrovertido pueblo, sabe homenajear a sus artistas, sólo por dar un ejemplo. Son varios los que están representados con esculturas de bronce en tamaño natural y en actitudes propias de su vida urbana. En la esquina de Pacheco Leao y avenida Jardin Botánico de Río de Janeiro, sentado con naturalidad está Otto Lara Resende. Impresiona verlo, sabiendo además que era buen amigo de Fernando Sabino.

Siendo compositor y profundo bohemio, Noel Rosa muestra su cuerpo de bronce en el popular sector de Vila Isabel. Muchos de sus sambas y canciones están escritas en las veredas con la típica "pedra portuguesa".

Zózimo Barroso do Amaral, cronista de la ciudad que amaba profundamente, está mirando al mar en praia Leblon. Otro que adoraba el mar y a la gente, fue Carlos Drumond de Andrade, mayúsculo poeta que imaginó aquello de "Oh, mundo! Vasto mundo!... más vasto es mi corazón". Su expresión dio nacimiento a la revista "Vasto Mundo" imaginada por Rafael Ielpi, que publica la Secretaría de Cultura Municipal de Rosario. Esto enseña sobre la universalidad y profundidad de este poeta.

Drumond de Andrade está en el Puesto 6 de Copacabana, sentado en un banco en medio de la gente que pasa junto al vasto mar. Esta acción la repetía todos los días de su vida... Se planifica hacer similar homenaje a Fernando Sabino, fallecido hace algunos meses, situándolo en Ipanema, donde vivió y murió. En ese mismo sector, Vinicius de Moraes da el nombre a una calle vecina al sitio en que escribió su célebre "Garota de Ipanema". En la barra de Tijuca, la ruta junto al mar se inicia con el apellido Niemeyer, y continúa con el nombre de Lucio Costa, dos fundadores genuinos del movimiento moderno en Brasil, adscriptos a los postulados arquitectónicos de Le Corbusier. Ellos fueron los padres intelectuales de la ciudad de Brasilia.

Belo Horizonte piensa homenajear a los" Quatro mineiros do Apocalipse" cual lo fueron Sabino, Lara Resende, Mendes Campos y Helio Pelegrino nacidos en esa capital del estado Minas Gerais. El aeropuerto internacional de Río se llama Antonio Carlos Brasileiro "Jobim" (Tom Jobim), padre de la bossa nova... Hay en Brasil aún muchos otros ejemplos que alimentan este espíritu celebratorio.

Esto es suficiente modelo de lo que significa homenajear a quienes contribuyen sensibilizando una historia que fortalezca "el alma" de una ciudad en cualquier lugar del planeta.

La nuestra posee una fuerza poco común como generadora de cultura, con variantes y multiplicidad asombrosa de expresiones. Sin embargo, hemos sido poco atentos con nuestros constructores de cultura. Sólo contados actos los han tenido como centro de una exaltación local agradeciendo su legado. La imaginada plaza de los pintores quedó en el recuerdo como deseo no cumplido. Son mínimas las calles con nombres de músicos o compositores locales. La poesía y la literatura no tienen todavía un sitio que exalte nombres recordatorios de su riqueza y sus mensajes.

Unos treinta años atrás un grupo de antiguos discípulos de don Hilarión Hernández Larguía, uno de nuestros maestros, imaginó bautizar al pasaje escalonado que une avenida Belgrano con Urquiza vecino a la Aduana (hoy Municipalidad local), con el justo nombre de "Don Hilarión". Un hecho anunciado en periódicos locales con fotografía incluida, quedó sin embargo incumplido, huérfano de memoria. Los monumentos a San Martín y Sarmiento han vuelto a ser mansillados y disminuidos con inscripciones irreverentes. Sería bueno sanar amnesias e imaginar maneras de vencer esta desmemoria...

Es el momento propicio para la decisión de salvar definitivamente tanta desidia... Si así ocurre, habremos dado un paso trascendente en la conformación de un espíritu urbano que merezca ser admirado y enriquecido sin vacilaciones ni pausas...

(*) Arquitecto

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