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 domingo, 10 de abril de 2005  
Miami: La ciudad sin veredas
Orlando se caracteriza por enormes extensiones verdes, incontables autopistas y parques temáticos

Pablo R. Procopio / La Capital

"Es la ciudad donde más se construye en todo Estados Unidos". "Mucha gente se viene a vivir acá por la tranquilidad, porque hay escuelas, nuevos barrios, hospitales..." "Fíjense, esa es una escuela pero no está terminada, por eso le instalaron unos containers provisorios para que los chicos puedan dar clases. Acá no tienen que ir al colegio, la escuela va hacia ellos". Estas y otras frases salieron de boca de un remisero (chofer del shuttle desde y hacia el aeropuerto). Pocos minutos antes este cronista de La Capital había llegado a Orlando, en el sur de Florida, en los Estados Unidos, y era recibido por un cubano. Sí, chico, un conductor cubano.

El trayecto hacia el hotel durante varias millas (kilómetros, en criollo) estuvo dominado por el verde del césped y los infinitos colores de las flores que están por todos lados. Los lagos separan las autopistas y hay jardines por doquier, hasta en la pista de la estación aérea.

Pocas veces he visto parques tan cuidados: el pasto cortado a la perfección y jamás un papel tirado. Orden y limpieza en el paraíso de los parques temáticos. Pero, cómo no van a estar esos espacios tan cuidados !si casi nunca entran en contacto con la gente! Esos sitios parecen estar sólo creados para ser admirados pero nunca tocados. En otras palabras: en Orlando la gente no camina. Todos parecen tener autos y esa es la forma en que se trasladan.


Todos motorizados
Es que en Estados Unidos tener auto es como tener un mate para los argentinos. A nadie se le ocurre moverse en otra cosa que no sea un automóvil. Si bien en Orlando hay colectivos, están ideados para que los turistas realicen mini-trayectos entre los emplazamientos más importantes. Pero si el hotel donde uno se aloja queda en el área central y uno debe regresar hay que tomar un taxi hasta llegar a la parada más cercana.

Definitivamente en Orlando no se puede ir caminando ni siquiera a comprar una gaseosa al almacén de la esquina. Pero, ¡don't worry!, siempre habrá máquinas expendedoras de cualquier cosa, en cualquier parte.

Una anécdota muestra cabalmente esta situación: cuando a este periodista y a su colega del diario La Nación se les ocurrió salir del complejo Universal Studios después de buscar infructuosamente la parada del I-Ride (ómnibus para viajeros), no hubo otra opción que pedir ayuda a un agente de seguridad. Así terminamos caminando a la vera de la autopista ante la mirada acusadora de cada uno de los cientos de pasajeros de los autos que la transitaban. Días después, un colega de otro medio confesó: "Si en Orlando te desplazás a pie te miran como si fueras un delincuente".


A lo grande
Cada complejo comercial, paseo de compras, la calle principal, los hoteles, los condominios, las canchas de golf (omnipresentes) y las áreas de juegos temáticos son sectores bien delimitados, aislados unos de otros. Alrededor de ellos hay autopistas y enormes carreteras. Cada uno de estos lugares está siempre rodeado por mucho césped y flores.

En la ciudad del estado de Florida, conocido como The Orange County (Condado de la Naranja), todo está hecho a lo grande y nada fue librado al azar. Los complejos habitacionales están también, como corresponde, apartados unos de otros. Son áreas de chalets similares a los que no les faltarán nunca detalles de confort. Una vez más predominan los jardines impecablemente cuidados rodeados de fuentes y de riego constante. Las lagartijas (típicas de la zona, como los famosísimos "alligators" -cocodrilos-) se mueven a sus anchas.

Si usted espera de Orlando algo como el turismo aventura, se equivoca. Más allá de su clima agradabilísimo (si llueve el viento moverá las nubes y hará salir el sol en menos de medio día), la adrenalina será parte de un cóctel de juegos mecánicos increíbles. Réplicas de dinosaurios, piscinas y toboganes acuáticos jamás vistos, las historias de las películas más famosas y viajes a los mundos fantásticos de yankilandia.

La ciudad de Orlando tiene más habitaciones de hotel que New York; más restaurantes que San Francisco; cuatro de los cincos parques temáticos más importantes del mundo; una noche indescriptible; gran cantidad de tentaciones para mieleros (está en primer lugar en los Estados Unidos para las parejas recién casadas) y se encuentra cerca del mar. Estas son algunas de las razones por las que se ha convertido en una de las ciudades favoritas del turismo mundial, al punto de que los viajeros argentinos ocupan el quinto lugar entre los extranjeros que la visitan.

Eso sí, seguramente se encontrará con algún taxista latino que, además de recordar a Maradona, le contará la verdá de la milanesa del "uno a uno"; le dirá que el castellano dejó de hablarse hace "¿cientos de años?", y le explicará por qué Cecilia Bolocco se casó con Menem. ¿Tendrán una historia para cada nacionalidad?
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