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domingo,
10 de
abril de
2005 |
Opinión
Odios en el fútbol argentino
Luis Alberto Yorlano
Si comparamos el circo romano con las canchas del fútbol de hoy, no encontramos demasiadas diferencias. En los pueblos antiguos no había rivalidad, sino odio. Este es el sentimiento que albergan algunos sujetos que buscan provocar, y desean el mal del otro. Los gladiadores tenían que sentirlo para poder vivir sin culpas por los daños que cometían sobre el rival. En el pueblo que cubría las tribunas, también prevalecía el odio, ya que aceptaban la muerte cuando el emperador bajaba el pulgar en señal que debía matar al luchador ya casi vencido por su contrincante.
Relato esto porque como herencia seguimos buscando un espacio para descargar el odio. En el fútbol de hoy, lejos por supuesto de los hechos sucedidos en la Roma antigua, los estadios son lugares donde la violencia recrudece cada día que pasa y no solamente en las tribunas, sino en el campo de juego. Así como se han perdido los códigos, también ha ocurrido con la competencia, se perdió.
Si hay que evitar que un jugador se haga de la pelota y a través de esta, le complique el resultado, no ahorrarán en sacarlo del partido, hasta con el alto costo de una lesión. Por esto es muy difícil dejar de pensar que entre los jugadores, no existe la rivalidad, sino en algunos casos odio. La rivalidad es un sentimiento ligado a la competencia con reglas claras, estables , éticas y busca ser el vencedor o el mejor a través de sus dotes deportivos y de entrenamientos. Este concepto está muy lejos de la realidad. El jugador, sabe que lo único que sirve es ganar. Y lo más grave, que se debe ganar de cualquier manera. Todo vale, patadas, codazos y algunas piñas si son necesarias. O hacer caer en la trampa, a los adversarios, dejando el bidón con agua tratada, para que lo tomen algunos jugadores rivales y pierdan el equilibrio, como ocurrió con el jugador brasileño Branco, en el partido Argentina-Brasil en el Mundial de Italia.
Y con respecto a los de un mismo equipo, yo tengo la teoría que salvo raras excepciones, los que están en el banco de suplentes, a pesar que muestran euforias cuando su equipo hace un gol, en muchos casos esperan que sus compañeros pierdan , para que dejen de ser suplentes y pasen a titulares. Además, algunos asumen el rol de hinchas del equipo que juegan y generan algunas actitudes que irritan e incitan a la violencia, como Coudet, que cuando jugaba en cancha de Newell's salía al campo de juego con frazadas. Este domingo, se juegan dos partidos importantes para el futuro de Central y River. Algunos hinchas de Boca, anti River, ya estarían generando algunos contactos con cabecillas de Central, para que los auriazules no dejen la bombonera con las manos vacías y por el lado de Ñuls, estarían pensando en no obstaculizar el camino de River hacia el campeonato. Los hinchas rojinegros no tienen la menor intención de darle una mano a los canallas. Pero, la situación no es tan fácil. Algunos aseguran que si pierde, Ribeca se iría. Pero ,como los jugadores , de acuerdo a informaciones , lo promovieron a la primera división, tendrían que jugarse enteros, si es cierto que si pierde se va. Con respecto a esto último, algunos dirigentes rojinegros el domingo por la noche estuvieron reunidos con el técnico de la reserva Adrián Taffarel, después de la goleada frente a Instituto en Córdoba.
Hace unos domingos en Ovación les conté que la fecha octava podría ser bisagra para ir a la búsqueda del campeonato. Las circunstancias hacen pensar que puede pasar cualquier cosa. Si Central gana frente a Boca, saca la chapa de candidato y si pierde River en el parque, le da la tranquilidad de sacarle un partido y chirola . Como conozco bien la idiosincrasia de los hinchas de los equipos de mi ciudad. Jamás los de Ñuls , permitirían que se le diera una mano a Central para conseguir el título y viceversa. Porque también en la mayoría de los hinchas de nuestros equipos, no hay rivalidad,sino odio . l
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