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domingo,
10 de
abril de
2005 |
Adiós
al Papa
Tuve la fortuna -siendo muy chiquito- de ver pasar a Juan Pablo II cuando en su viaje a Rosario pasó por avenida Pellegrini hacia el Monumento a la Bandera. Allí dio una gran misa. Hoy con mis 31 años estoy lleno de recuerdos hacia él que nunca se borrarán. Le agradezco al Papa su infinita ternura para con el mundo entero. Hoy todos lloramos por él y a la vez estamos contentos de saber que el ser más hermoso lo espera ansioso para llevárselo en sus brazos. Juan Pablo II, sepa que lo amo y que nunca lo olvidaré. Que la Virgen María lo lleve de la mano para encontrarse con Dios.
Diego L. Guana, DNI 23.462.496
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