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sábado,
09 de
abril de
2005 |
Editorial
La ciudad, vista como modelo
"Rosario es el modelo a imitar en políticas públicas", aseguró el embajador de la Unión Europea en la Argentina y provocó la sorpresa de muchos. El reconocimiento hacia la urbe proviene desde distintos sectores, tanto del país como del exterior. Y debe ser valorado como punto de partida de un orgullo legítimo, sostén de una identidad más fuerte.
A muchos de los rosarinos que transitan día tras día por sus calles les provocó sorpresa la noticia de que la ciudad fuera reconocida internacionalmente por la exitosa implementación de políticas públicas. Es que no son pocos quienes todavía perciben los efectos de la crisis económica con singular fuerza y tal vez no se hayan detenido a contemplar que aun en ese marco tan restrictivo Rosario ha conseguido logros de indudable valía, cuya concreción se proyectó con especial énfasis durante el transcurso del 2004.
En la apertura de la tercera Feria de Gobernabilidad, que organizó el Programa Nacional de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), la urbe fue premiada por sus éxitos en materia de desarrollo social. Y durante el transcurso de dicho encuentro fue que el embajador de la Unión Europea (UE) en la Argentina, Angelos Pankratis, aseguró —provocando el estupor de muchos— que “Rosario es un modelo a imitar”, antes de extenderse en elogios hacia la Municipalidad, de la que dijo que “tiene ganas, iniciativa y calidad de gestión al ocupar el primer lugar en políticas públicas de un país con alta participación”.
En una Nación acostumbrada a mirar hacia el norte desarrollado casi con envidia, semejante nivel de reconocimiento por parte de funcionarios provenientes del poderoso Primer Mundo debe ser adecuadamente valorado. Tanto como los elogios provenientes de destacados representantes del periodismo porteño, quienes ahora ven a la ciudad no sólo como atractiva en sus paisajes y paseos, sino como ejemplo a nivel nacional en el terreno de la implementación estatal de políticas de salud. Otro caso que merece agregarse a esta oleada de empatía es la constante emisión de conceptos positivos por parte del intendente cordobés, de personal estilo: “Nos queremos mirar en ustedes”, disparó, en las mismas circunstancias, Luis Juez.
El cambio de imagen de Rosario resulta notorio, sobre todo desde la exitosa realización del Tercer Congreso Internacional de la Lengua Española. No son muchos quienes recuerdan que en épocas cercanas la ciudad era observada con recelo, o bien como espejo fiel de la degradación económica sufrida por el país: patético en tal sentido resulta el recordado apelativo de “comegatos”.
No hay dudas de que los elogios contribuyen a reforzar el naciente orgullo de los rosarinos por provenir de y pertenecer a la ciudad. Bienvenido sea, ya que es sobre esa base que se construyen las identidades sólidas y duraderas.
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