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sábado,
09 de
abril de
2005 |
El momento que
no pudo mostrar
ninguna cámara
Los restos mortales de Juan Pablo II fueron enterrados ayer en la cripta que ocupó hasta el año 2.000 el Papa Juan XXIII, quien reposa en el interior de la Basílica de San Pedro tras ser proclamado beato.
Los últimos momentos de la ceremonia fueron para los más allegados al Papa, como sus secretarios, las monjas que le cuidaron hasta el final o su médico personal.
El cardenal camarlengo, Eduardo Martínez Somalo, presidió la ceremonia de sepultura, cuando el cajón de madera de ciprés fue atado con cintas rojas sobre las que se colocaron los sellos de la Cámara Apostólica, de la Prefectura, de las Celebraciones y del Capítulo vaticano.
De acuerdo con los ritos, el primer cajón se introdujo en otro de zinc y luego en un tercero de madera de nogal, con los mismos sellos y con la cruz y el blasón del pontífice fallecido.
Sobre el ataúd del Papa se echó tierra de su patria, Polonia, y se fijó una placa de mármol con la inscripción "Juan Pablo II, 1920-2005". Ninguna cámara pudo registrar el momento final de un evento que ha sido por lo demás transmitido minuto a minuto.
Juan Pablo II fue enterrado con un velo de seda blanca sobre el rostro. En su ataúd fueron metidos un saco con monedas de bronce y plata de la época de su pontificado y un rollo de papel con los datos principales de su vida y sus actuaciones como Pontífice, así como sus logros y los escritos que ha dejado, todo ello escrito en latín.
"En la luz de Cristo resucitado de la muerte, el 2 de abril del año del Señor 2005, a las 21:37 de la noche, cuando llegaba a su fin el sábado y entrábamos en el día del Señor, el octavo después de Pascua y de la Divina Misericordia, nuestro querido pastor de la Iglesia, Juan Pablo II, ha pasado de este mundo al del Padre", consigna el texto. (DPA-Télam)
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