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sábado,
09 de
abril de
2005 |
La actriz habla de "Porteñas" y de su experiencia en una sit-com
María Valenzuela: "Entre nosotras no hay vedetismos"
La actriz dijo que la obra que llega al Astengo perdura porque sabe divertir y hacer pensar al mismo tiempo
Fernando Toloza / Escenario
"Porteñas", la obra de Manuel González Gil, vuelve a Rosario para una función hoy, a las 21.30, en el teatro Auditorio Fundación Astengo, Mitre 754. Con dos años cartel, se trata de una de esas piezas que se instalan en el gusto del público, en base a una buena historia y un elenco actoral a toda prueba. María Rosa Fugazot, Esther Goris, Silvia Kutica, Virginia Lago y María Valenzuela, en el orden que indica el alfabeto, son las protagonistas de la obra que cuenta la amistad entre cinco mujeres muy diferentes que se transforman, con la magia del teatro mediante, en testigos del siglo XX en la Argentina. En charla con Escenario, María Valenzuela habló de las claves del éxito de "Porteñas" y se extendió a su trabajo en la sit-com "Amor mío", un estilo de hacer televisión que está ganando, o recuperando según Valenzuela, terreno.
-¿Cuáles son las claves del éxito de "Porteñas"?
-Hace dos años que está en cartelera y el éxito creo que se debe a que es una obra netamente nacional, que habla de nosotros desde la perspectiva de las mujeres, y que va desde el año 1909 hasta 1985. Tiene mucha ironía, humor, y una va pensando a medida que transcurre. Hay muchas claves para justificar su permanencia.
-¿Por qué se detiene en 1985?
-Habría que preguntarle al autor, pero quizás fue porque los 90 se venían como una época muy densa para relatar, con mucho sufrimiento. En algún momento me pregunté por qué la historia no llegaba hasta nuestro días, o hasta el 2002, pero los 90 no hubiesen encajado.
- ¿Te afecta que el elenco de "Porteñas" pueda cambiar?
-Mientras la actriz dé el "physiyc du rol", puede entrar y salir cualquiera. Con la entrada de una actriz nueva, la obra va ser de otra manera, lo cual implica algo nuevo por probar, una renovación. Entre nosotras no hay vedetismo: somos como unas Campanelli de gira. Salimos solitas a la gira y eso nos acerca, y somos mujeres y hablamos de todo.
-¿Qué época te toca más de todas las que muestra "Porteñas"?
-Creo que coincido con los espectadores más grandes y también con los jóvenes: la época del golpe, de la dictadura. Está en nuestra memoria y me parece que toca especialmente. Es la única parte de la obra en la que no hay humor ni ironía, porque no se puede con ese dolor. Más en general, te diría que me siento identificada con toda la parte que representa la década del 70.
- ¿Sentís que la televisión le ha aportado algo a tu labor teatral?
-No, son mundos distintos. La televisión te da popularidad, reconocimiento y una llegada rápida, entonces a la gente que te conoce por ahí le da "cosita" y te quiere ir a ver y se acerca al teatro. Con la televisión llegás a cada casa y sos como una prima, una sobrina, alguien de la familia. Es una promoción extra. En el ámbito del teatro, hay otra energía, que sale del escenario, va a la platea y vuelve al escenario.
-¿Disfrutás más esta obra con cinco mujeres que el unipersonal?
-Sí, el unipersonal es de una gran soledad, y como en la vida, a mí me gusta estar acompañada (risas). Hacer en su momento el unipersonal ("No seré feliz pero tengo marido") fue un desafío y lo llevé adelante, pero el clima no se compara con el de una obra con más actores, donde podés compartir, tomarte un cafecito y charlar.
-Algunos de tus personajes dan la idea de una persona luchadora. ¿Coincide con tu biografía?
-Sí, soy una mujer que lucha, pero también soy vulnerable. Me gusta pensarme con una frase de un personaje de Alberto Migré que decía "me caigo y me levanto". Me permito esas caídas pero no me duran mucho tiempo. Podría decir que tengo dos buenos ovarios (risas). Soy testaruda y me gusta hacer las cosas que quiero con éxito. No me asusto fácil.
-¿Extrañás a Migré? ¿Por qué te parece que no está en la televisión?
-Sí, lo extraño. Para mí es un papito adorable, con el que hablo siempre. Si yo fuese productora de televisión, ya lo habría llamado. Supongo que no está porque hay modas y hoy el teleteatro lo vemos a través de otros países, a través de los culebrones. Para mí, Migré tendría que estar porque sabe contar una historia como nadie, y especialmente cuando se trata de amor. Todavía tiene mucho para dar y sería interesante verlo hacer algo semanal.
-¿Cómo ves el desembarco de las sit-com, como "Amor mío", en la que estás trabajando?
-Es increíble que heredemos el termino de afuera, de USA. Yo hace mucho que trabajo en la televisión y me acuerdo que cuando era chica en el Canal 13 había siete teleteatros que duraban media hora cada uno; después se pasó a la idea de una hora. Para mí, la media hora es el tiempo exacto para algo diario, porque no llegás a saturar. "Amor mío" se presenta como una historia con continuidad pero cada capítulo cierra en sí mismo, es como si llevase un subtítulo. Me parece que es delirante, desopilante y que en una hora ese efecto se perdería. En cuanto a grabar una sit-com, es como grabar una comedia. En el momento le podés ver las fallas pero después en la compaginación y con la música queda todo bien, y eso es mérito de Tomás Yankelevich, que es una persona muy joven y está realmente en todo. Además, hacer una sit-com te da un poco de descanso, porque sabés que grabás tres días por semana, cosa que en una tira no pasa, porque tenés que estar todos los días 12 horas y después no te quedan muchas ganas de nada.
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Valenzuela asegura que cuando salen de gira son como unas Campanelli.
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