| miércoles, 06 de abril de 2005 | Villar: "Estos son días que hay que olvidar" "¿Qué pasó? Que no agarré una". Justo Villar está amargado por los goles que recibió, pero de igual manera mantiene el buen humor que siempre lo caracteriza. Por eso inició la charla casi mofándose de sí mismo y tomando esta realidad que le toca atravesar como un mal momento del que "sólo se sale trabajando".
El concepto no cambia por las actuaciones que tuvo frente a Ecuador, jugando para la selección de Paraguay, y frente a Instituto. Se sabe que es uno de los mejores arqueros de Sudamérica y eso permanece inmodificable. Pero lo cierto es que llamó la atención que en los últimos diez días recibiera 10 goles en tres partidos (5 de Ecuador, 1 de Chile y 4 de Instituto) cuando a lo largo del Clausura 2004, en 18 jornadas sólo recibió 11. Es más, en el presente torneo, en 6 fechas sólo lo habían vencido en dos ocasiones. "Fue una semana con distintos sabores. Tuve un partido feo en Ecuador, luego ganamos en Asunción y nuevamente el domingo me convirtieron otra vez. Son días que uno tiene que olvidar y reponerse lo más rápido posible", resumió tratando de explicar este mal trance que le toca soportar.
-Tenés una imagen de arquero imbatible y parecería que es difícil convertirte. Cuando uno piensa que te hicieron diez goles en tres encuentros busca las razones. ¿Cuáles son las tuyas?
-Que no agarré una (risas). Son rachas, hay semanas donde estábamos bien y parecía que no nos iban a hacer goles, pero ahora se fue todo a la m... El fútbol tiene revanchas, hay que entrenar duro para revertir este momento.
-¿Se puede decir que los defensores no te dieron una mano?
-No, je. Tampoco yo tengo que culparme y matarme. Cuando se gana lo hacemos todos, y cuando perdemos por muchos goles nos convierten a todos. No hay que pensar que todo está mal, sino que son rachas que pasan y de las que hay que sobreponerse.
-Dio la sensación de que te sorprendió la pelota del disparo de Cobo, en el cuarto gol de Instituto.
-Me agarré la cabeza, no por decir que tuve la culpa sino por la sal que tengo. No puede ser que la pelota se desvíe en el camino. Le pegó fuerte pero viboreó, me corrí hacia un lado y la pelota fue para el otro. Por eso di el manotazo. Es increíble que en una semana pasen tantas cosas, pero suceden y hay que tratar de asimilarlas.
-Quizás se dirá de ahora en más que la pelota dobla.
-(Risas) Lo que pasa es que en cada encuentro uno tiene una así. A veces te sale bien o se va a afuera, pero en este caso fue adentro.
-Siempre se cambian las pelotas con la intención de perjudicar a los arqueros para que haya más goles. ¿Cómo la ves?
-Cuando comenzamos el Clausura sabía que iba a ser más liviana, con más vuelo, y que si le pegás de una forma se mueve mucho. Me gustaba la otra, que era más pesada. Pero como todos quieren más goles las hacen más complicadas y debemos estar más atentos.
-¿Se toca más lo anímico que lo futbolístico en el grupo cuando pasan estas cosas?
-Un poco de todo. A pesar de que no hayamos jugado bien, ahora tenemos una revancha ante un equipo grande que viene peleando la punta. Si queremos sobreponernos y estar sumando puntos importantes para entrar a la Sudamericana, tenemos que ganar o ganar. No hay otra.
-Desde que llegaste a Newell's nunca te convirtieron muchos goles. ¿En otros equipos te había pasado lo mismo?
-En Paraguay una vez me hicieron cinco cuando empecé a jugar en primera. Pero en una semana tantos, no. Uno va aprendiendo y ahora tenemos esta realidad y hay que volver a cerrar el arco.
-De todas maneras, es un hecho que la gente te seguirá alentando porque le regalaste un campeonato junto a tus compañeros.
-Siempre tratamos de hacer lo mejor, de eso no hay dudas. Uno no se hace goles ni se los deja convertir. Los hinchas siempre nos apoyan, por eso este domingo le podemos dar una gran alegría.
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