| miércoles, 06 de abril de 2005 | Muerte biológica Se podrá estar de acuerdo o no, pero nadie puede negar que Terri Schiavo había finalizado su vida como ser racional hacía quince años. La muerte biológica producida hace unos días, en medio de una polémica internacional, es un hecho cronológico. La mente muerta, la razón muerta, los sentimientos muertos; la fe, el amor, la luz del sol, el aire fresco, la lluvia, el mar, la flor, no existían para ella. ¿Para qué vivir?, ¿para seguir funcionando como una máquina eléctrica? Los fundamentalistas religiosos, con todo el respeto que me merece la opinión de todos, deberían pedir a los de su credo que no participen en guerras, no pongan bombas, ni minas enterradas, que causan muertes y mutilaciones en seres racionales, jóvenes con futuro, con familias. ¿Cuál es el sentido de la cruz en el campo de batalla? Las tablas entregadas con la ley de Dios, dicen ¡no matarás! o ¡no quitarás la vida racional! Pero nada dicen de desconectar una máquina.
Francisco Agostinetti enviar nota por e-mail | | |