| domingo, 03 de abril de 2005 | Juan Pablo II Un largo y mediático pontificado El primer Papa procedente de un país comunista desarrolló una de las carreras sacerdotales más brillantes de la Iglesia católica. Accedió al Obispado de Roma el 16 de octubre de 1978 Juan Pablo II, el primer Papa no italiano desde la elección del holandés Adriano VI, en 1552, tuvo una juventud apasionante en la que se mezclaron su colaboración con la resistencia polaca contra la invasión nazi, los estudios de teología en la clandestinidad y algunas obras de teatro aficionado.
Ha marcado varios hitos y uno de los más espectaculares es el de los más de un millón de kilómetros recorridos en sus más de 26 años de viajes pastorales fuera de Italia, desde que en enero de 1979 hiciera su primer desplazamiento fuera del territorio italiano, a México y la República Dominica.
A lo largo de su pontificado, el Papa no ha rehuido pronunciarse sobre cuestiones políticas, a menudo para criticar el comunismo, aunque también se ha mostrado detractor del liberalismo exacerbado. En su tarea como máximo representante de la Iglesia Católica ha denunciado la violación de los derechos humanos, la limitación de las libertades políticas y las profundas diferencias entre ricos y pobres. Sus críticos le han acusado de mantener actitudes conservadoras en cuestiones de ética y disciplina eclesiásticas.
En sus últimos años y a pesar de su delicada salud, Juan Pablo II ha seguido desempeñando una intensa actividad, lo que le ha convertido en un ejemplo de pundonor. Es autor de 14 encíclicas y ha beatificado a más de 1.000 personas. En definitiva, Karol Wojtyla, Juan Pablo II, ha sido no sólo la máxima figura eclesial del catolicismo, sino también una figura mediática de alto valor que ha conferido al Vaticano un poder de difusión que nunca antes había tenido.
Karol Wojtyla, Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, Obispo de Roma y jefe del Estado Vaticano, nació el 18 de mayo de 1920, en Wadowice, pequeño pueblo situado en el sur de Polonia. Su padre era obrero y había sido oficial del Ejército polaco. En 1938 el joven Wojtyla terminó sus estudios de bachillerato y se matriculó en la Facultad de Filología polaca de la Universidad Jagellonica de Cracovia. La ocupación nazi de Polonia, iniciada el 1 de septiembre de 1939, le obligó a suspender sus estudios.
Durante esa época trabajó en una cantera y, por la tarde, en las industrias químicas Solvay. Wojtyla estudiaba de noche. Fue en esos difíciles años cuando conoció al célebre actor polaco Mieczyslaw Koltarszyk, creador del teatro rapsódico y, así, el hoy Sumo Pontífice de la Iglesia de Roma tuvo sus devaneos con el arte dramático interpretando papeles de claro contenido patriótico. Un patriotismo que también se denotaba en su colaboración con la resistencia contra Alemania, durante la cual salvó a varias familias judías.
En 1942, Karol Wojtyla ingresó en el seminario clandestino que había fundado el arzobispo de Cracovia, monseñor Sapieha, para comenzar la carrera de teología. Fue ordenado sacerdote el 1º de noviembre de 1946 en la capilla privada de Sapieha y poco después se doctoró con una tesis titulada “El acto de fe en la doctrina de San Juan de la Cruz”.
En diciembre de 1946, el Papa Pablo VI le nombró arzobispo de Cracovia, con lo que inició la que ha sido una de las carreras sacerdotales más brillantes de la historia de la Iglesia Católica. Veinte años después de acceder al Arzobispado de Cracovia, concretamente en mayo de 1967, Wojtyla fue elevado a cardenal a los 47 años. Dentro de la Iglesia, es el segundo hombre en llegar al Cardenalato en edad más temprana.
En agosto de 1978 aconteció la repentina y misteriosa muerte de Juan Pablo I, cuyo pontificado sólo duró 33 días, y dos meses después, el 16 de octubre de 1978 Karol Wojtyla fue elegido sucesor de Pedro.
Accedió al Pontificado a la edad de 58 años con el nombre de Juan Pablo II. Entre las curiosidades que adornan una biografía tan extensa como la suya, cabe destacar que, dentro del siglo XX, es el hombre que más joven ha llegado al máximo puesto de la jerarquía católica y, además, el primer Papa no italiano desde la elección del holandés Adriano VI, en 1552.
El 13 de mayo de 1981, Juan Pablo II sobrevivió casi de forma milagrosa al atentado más grave contra su persona en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, por el turco Alí Agca, al que llegó a conceder su perdón en persona.
En aquella ocasión, el Sumo Pontífice tuvo que ser ingresado en el policlínico romano Agostino Gemelli, donde fue intervenido quirúrgicamente. En la operación, que duró cinco horas y veinte minutos y durante cuyo transcurso recibió una transfusión de 3 litros de sangre, le fueron extirpados 55 centímetros de intestino. El 20 de junio de 1981, diecisiete días después de haber sido dado de alta, volvió a ser ingresado en el mismo hospital para ser tratado de una infección de cytomegalovirus, derivada de su intervención anterior.
Tras el atentado su estado de salud empezó a ser más delicado y a partir de los años noventa empeoró. En 1992 fue operado de un tumor benigno de colon. Durante los dos años siguientes sufrió una luxación de hombro y una fractura de fémur que los médicos le curaron incorporando a su pierna una prótesis de titanio. Juan Pablo II ha sido el único Papa operado fuera del Vaticano, concretamente en el policlínico romano Agostino Gemelli. Durante sus últimos años de vida, se especuló en exceso sobre el hecho de que el temblor de su mano se debía a la enfermedad de Parkinson, dolencia que el Vaticano nunca confirmó.
En febrero de 2002, una artrosis en una de sus rodillas obligó a reducir su participación en la Semana Santa de ese año. Por primera vez en su Pontificado no pudo oficiar la misa del Domingo de Ramos, aunque sí la presidió. También presidió, pero no pudo oficiar la misa crismal del Jueves Santo, ni cumplir el rito del lavatorio de pies a los doce presbíteros, y aunque presidió el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma, no hizo el recorrido a pie y portó la Cruz sólo en la última estación.
Con una salud cada vez más debilitada, el Sumo Pontifice llegó el 11 de septiembre de 2003 a Bratislava (República de Eslovaquia), donde por primera vez el no pudo finalizar la lectura del discurso de llegada al país, al que visitó por tercera vez. Días después, el 24 de septiembre de 2003 una “indisposición intestinal” le impidió asistir a la habitual audiencia general de los miércoles en la plaza de San Pedro.
El mundo católico vivió con preocupación la crisis respiratoria aguda que, a sus 84 años, sufrió el Pontífice a principios de febrero, que le obligó a estar hospitalizado durante nueve días. Como siempre en los últimos años, la delicada salud de Juan Pablo II dio origen a un debate acerca de los mecanismos de renuncia de un Pontífice, un hecho del que en la historia de la Iglesia Católica sólo existe un precedente. Se remonta al siglo XIII, cuando en 1294 el Papa Celestino V renunció libremente y en pleno uso de facultades a su cargo en un momento difícil para los católicos, en el que la silla pontificial era objeto de disputas entre el rey de Francia y las poderosas casas romanas.
Durante su Pontificado, Karol Wojtyla ha obtenido muchos logros; en 1998 fue candidato al premio Nobel de la paz, convocó un Año Santo (1983-1984) y un Año Mariano (1987-1988), preparó el Gran Jubileo del año 2000, dos encuentros interreligiosos (1986 y 1993), nueve jornadas mundiales de los jóvenes y dos de las familias. En 2000, protagonizó un evento de espectacular trascendencia al beatificar a los niños pastores de Fátima (Portugal). Además, el Papa se ha involucrado en política —en la mayoría de ocasiones para criticar el comunismo (no desde el punto de vista religioso, sino desde criterios antropológicos y sociales, al catalogarlo como un sistema injusto y fuente de alienación humana), aunque también al liberalismo exacerbado— y, en este sentido, ha recibido en el Vaticano a personalidades de la talla histórica de Mijaíl Gorbachov, Boris Yeltsin y Fidel Castro, con el que tuvo oportunidad de forjar una relación más estrecha durante su viaje a Cuba, en 1998.
También los reyes de España, Don Juan Carlos, Doña Sofía han visitado al Pontífice en el Vaticano en más de una ocasión, y el emperador de Japón, Akihito, era recibido por el Papa en 1993, la primera entrevista de la historia entre un soberano nipón y un Papa. Arafat, en varias ocasiones, Vladimir Putin (2000) o la Reina Isabel II de Inglaterra (2000) han sido otros de los personajes que han visitado al Sumo Pontífice.
Karol Wojtyla escribió su autobiografía “Don y misterio. En el cincuenta aniversario de mi sacerdocio”, que presentó en 1996. Se ha caracterizado por denunciar la violación de los derechos humanos, la limitación de libertades políticas y las profundas diferencias entre ricos y pobres, que ha visto especialmente en sus viajes a países de Africa, Hispanoamérica y Asia.
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