| sábado, 02 de abril de 2005 | Bancarios condenados por estafar al Bisel de Las Parejas en $ 430 mil Movían fondos internos a cuentas de privados y se hacían del dinero. Les dieron tres años en suspenso Dos empleados bancarios fueron condenados a tres años de prisión condicional y a pagar un resarcimiento económico al banco por una estafa de 430 mil pesos cometida mediante la acreditación irregular de dinero a cuentas corrientes. La maniobra se produjo en el Banco Bisel de Las Parejas y se detectó en el año 1997 con una auditoría interna en la casa central, que descubrió el faltante de dinero. Los sancionados eran el encargado de cuentas corrientes y un auxiliar de contaduría que, según la condena, falsearon documentación para ocultar las transferencias de dinero. Si el fallo queda firme, deberán desembolsar más de 200 mil pesos cada uno para reparar el déficit causado a la entidad.
Ocho años después de que la casa matriz del banco Bisel detectara el ardid y denunciara penalmente a dos de sus empleados, el juez de Sentencia Antonio Ramos condenó a tres años de prisión condicional a Roberto Pablo Coscia, de 44 años, y a José Luis Boetto, de 43, por los delitos de estafa y adulteración de documento público. Además de la pena a prisión en suspenso, ambos deberán afrontar una indemnización de 216.132 pesos cada uno si la sentencia, que fue apelada, es confirmada por la Cámara Penal.
El fraude fue detectado el 8 de mayo de 1997 en una auditoría iniciada por el propio banco en su casa matriz. Allí descubrieron que el saldo de cuentas corrientes registrado en la sucursal de Las Parejas difería con el listado de la sede central. Supieron así que al menos durante el último año se habían transferido sumas de cuentas internas del banco a cuentas corrientes de particulares. Luego se habían fraguado los registros para que no se alteraran los saldos contables. Es decir, se depositaban en cuentas de clientes sumas que no correspondían a un crédito real.
En el nombre del cliente El dinero salía de cuentas internas como "depósitos varios", "remesas a impuestos", "depósitos a sucursales a conformar" y "valores a acreditar pendientes de imputación". Lo depositaban en cuentas de varios clientes e incluso en una que el propio Boetto tenía en la sucursal Montes de Oca. Entre los titulares de cuentas corrientes a las que fueron a parar sumas irregulares figuraba una asociación mutual. Sin embargo, no se pudo saber si sus titulares eran parte de la maniobra o ajenos a ella. Ahora el juez Ramos planteó que, de no estar prescriptas, esas conductas deberían evaluarse.
Los empleados después realizaban ajustes contables para que no figurara un desfasaje en los balances. Primero modificaban el listado original adulterando los montos. Acto seguido le sacaban una fotocopia para que no se notaran esas enmiendas. La maniobra denunciada por el banco fue constatada en todos sus puntos por una pericia contable ordenada por el tribunal: la perito Elida Irene Pujato comprobó que hubo acreditaciones indebidas. Que los depósitos en cuentas particulares se hicieron sin que ingresara dinero al banco.
El encargado de cuentas corrientes en ese momento era Boetto. El empleado se defendió diciendo que no tenía "firma autorizada" para esas operaciones. Agregó que en movimientos superiores a 3 mil pesos el sistema se bloqueaba y tenía que pedirle a un superior que ingresara una clave secreta. Negó haber realizado créditos inexistentes y haber hecho transferencias sin respaldo documental. Dijo que era un empleado común y que nunca le pagaron como encargado.
La quiniela salvadora El auxiliar de contaduría era Coscia. En ese entonces tenía 22 años de antigüedad en la empresa. Sostuvo que era imposible fraguar una transferencia porque, para ello, hubiera necesitado de una clave confeccionada por personal jerárquico a la que él no tenía acceso. Pero la jefa de Coscia manifestó haber delegado en él buena parte del trabajo: "Le dejaba todo a Coscia. El y Boetto lo controlaban juntos", indicó.
Otros compañeros de trabajo habían advertido que ambos hablaban por lo bajo y que con frecuencia decían haber ganado la quiniela. Pero acaso el dato más incriminante fueron los depósitos computados en la cuenta corriente que el propio Boetto tenía en la sucursal Montes de Oca del Bisel. En los tres meses previos a la auditoría se habían acumulado allí 73.780 pesos sin que ese movimiento quedara asentado en la documentación correspondiente.
La encargada de esa sucursal narró que, antes de autorizar esos depósitos, recibía un llamado telefónico de Coscia anunciando la transferencia a la cuenta de Boetto. Generalmente daba un motivo, como por ejemplo que su compañero "le iba a cambiar los neumáticos al camión". Coscia, según la mujer, le decía que su sucursal lo autorizaba a hacer la acreditación por teléfono para evitar los costos de comisiones por transferencia de fondos. enviar nota por e-mail | | Fotos | | |