Para uno fue hazaña, para el otro rutina

Huracán remontó con 10 y San Lorenzo sigue para atrás

Ni siquiera en su 97º aniversario, con dos goles de ventaja desde los primeros minutos y con un jugador de más durante una hora, San Lorenzo pudo volver al triunfo en el Clausura. El modesto Huracán, un equipo de la B Nacional, pudo empatarlo en Tres Arroyos y casi lo gana, dejando helado al santo.

Más leña al fuego le echó el débil Huracán de Tres Arroyos -último en las tablas de posiciones y del descenso- a la realidad de San Lorenzo, que apenas pudo ganar un partido en este certamen (3-0 ante Boca, por la segunda fecha) y que perdió el resto de los encuentros, con excepción del empate de anoche.

Veira puso un equipo alternativo y le fue más que bien al comienzo, pese a la enjundia inicial del local. Moreno la mandó adentro a los 9', tras una buena maniobra de Coudet y Messera, y rápidamente aumentó la diferencia, luego de que García transformara en gol un inocente penal por mano de Malagueño.

Por si la ventaja no fuera poca, el arquero local Dulcich derribó violentamente a Messera afuera del área a los 27' y vio la roja. "Pan comido", pensaron todos pero no fue así.

Huracán sólo estaba para celebrar la inauguración de las torres de luz, pero un error de Santana comenzó a iluminarlo. Mano infantil como la de Malagueño y gol de Caggiano de penal a los 44'.

En el segundo tiempo, San Lorenzo comenzó regulando pero empezó a sufrir a los 24 minutos, cuando el debutante de apellido difícil, Vannieuwenhoven, casi convierte ante la salida de Orión. Y un minuto después tuvo revancha. Tiro libre desde la izquierda, peinó Natalicchio y gol de rebote del volante. Y Huracán casi lo gana a los 37', cuando Lavallén quedó mano a mano con Orión y la tiró afuera.

El empate dejó distintas sensaciones: para los locales, la igualdad tuvo sabor a epopeya y se festejó como un triunfo, pese a que no cambia el hecho de que se va al descenso. Para San Lorenzo se vivió como un mazazo, justo cuando se juega su continuidad en la Libertadores. Y la de Veira en su cargo, también.

Veira no puede creer lo de Huracán.