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 domingo, 27 de marzo de 2005  
[Primera persona] María Elvira Sagarzazu
"La novela tiene que seguir viva"
La escritora correntina radicada en Rosario trabaja en una version anotada de Las mil y una noches

Antonia B Taleti

Detrás de la puerta azul, divisoria entre exterior e interior se encuentra el territorio de María Elvira Sagarzazu, espacio donde los objetos no responden a la existencia efímera que impone una moda. Allí se percibe un clima, entre antiguo y atemporal, esencial, por cierto.

La escritora correntina, afincada en Rosario, desarrolló durante el año pasado actividades académicas en distintas universidades europeas. En la Universidad Complutense de Madrid disertó sobre "Las mil y una noches desde una perspectiva latinoamericana". En la Universidad de Helsinki, Finlandia, abordó el tema en el que tiene acreditados extensos estudios: "Moriscos en el Río de la Plata". La obtención de la beca Sven Hakan Olhsson, destinada a Humanidades, le permitió permanecer en la Universidad de Lund, en Suecia, para investigar la obra de Gibran Jalil Gibran y participar en un Congreso sobre Tzvetan Todorov.

-¿Qué ofrecía la beca y cuál era la contraprestación?

-La beca, administrada por la Universidad de Lund, procede de fondos donados por un mecenas para hacer investigación en cualquier disciplina. Puede extenderse durante seis meses y pone a disposición del investigador/a una casa, libros y objetos de arte. Se concursa para acceder a esa beca, que es rotativa; este año le tocó a Humanidades y Ciencias Sociales. Al terminar mi beca, el nuevo beneficiado fue un historiador alemán y antes que yo, una lingüista norteamericana. La beca cubre todos los gastos y da entera libertad para investigar sobre aquello que puntualmente requiere el investigador -en mi caso la obra de un escritor libanés- y bibliografía para mi próximo proyecto de investigación. No hay una contraprestación obligatoria, y hay investigadores que no hacen docencia durante toda la estada, pero me propusieron hacerme cargo de unas horas de clase en tres cursos como lo había hecho en otras ocasiones y acepté. Así, pasamos revista a la arabidad contenida en la obra del Archipreste de Hita, luego se dedicaron otras horas para explicar en detalle el método que yo había utilizado para abordar un tema nunca antes estudiado: los vestigios moriscos en el Río de la Plata, y el profesor de Literatura Argentina me propuso hacerme cargo del tema del Proceso a partir de la huella dejada en nuestros autores.

-¿El ahora del escritor es el ahora de la sociedad o van a destiempo?

-El escritor se puede adelantar a su tiempo no sólo a la manera de Julio Verne, también con el realismo de Balzac. Pero la literatura, como la política, supone responsabilidad por cuanto tiene de pública. Por qué escribir cualquier cosa, como si crear y hacer ficción supusiera renunciar a la coherencia y a aportar algo socialmente valioso. No me parece deseable el borrarse de manera eficiente de lo que uno escribe. ¿Será ese el motivo por el que los últimos títulos de varios escritores argentinos actuales corresponden a ensayos?

-Si los escritores de ficción escriben ensayos, ¿quién escribe la ficción?

-La ficción juega en la vida un papel parecido al de la ilusión o los ensueños. La novela tiene que seguir viva, no sólo la novela histórica, también la de ciencia ficción, la romántica. Sigue habiendo lugar y necesidad de distintas expresiones. Hay necesidades humanas, rincones de la conciencia, a los que se continúa llegando bien a través de un texto. La novela sigue siendo una amiga inefable del intelecto. No sólo incorporamos por escrito conocimientos, también placer y la comprensión de los problemas ajenos. Uno puede hacer un análisis introspectivo de sí mismo pero a menudo las novelas brindan la introspección del otro. Veo la novela tan viva como antes, pero sí creo que hay nuevos desafíos para las y los novelistas.

-¿En qué estás trabajando ahora?

-Estoy trabajando en una versión anotada de "Las mil y una noches" para una editorial que ya está saliendo al mercado con una colección de clásicos universales precedidos de sólidos estudios preliminares y realizada por traductores argentinos. Lo novedoso en este volumen no sólo es la perspectiva del estudio preliminar sino que estoy haciendo una transliteración de la nomenclatura árabe según la fonética del castellano americano. Todas las versiones anteriores transliteran los nombres en árabe tomando como base la pronunciación estándar de España. Vamos a introducir una verdadera novedad aquí, pensando en el público hispanoparlante de América. Y después quisiera escribir novela, otra vez.

-Tenés terminada una novela aún sin publicar. ¿De qué modo se hace presente en ese texto tu interés por la investigación?

-Después de diseñar los personajes y el ambiente, encontré la posibilidad de insertar una parte que es directamente un recorte de una investigación específica: una modalidad que me da mucho placer. El resultado tiene algo de novela histórica -incluye un segundo protagonista que vivió ciento cincuenta años atrás- pero no es novela histórica porque el resto se mueve en el hoy. La novela está centrada en problemas actuales de los argentinos, como la educación y la deuda externa, pero en el trasfondo se despliega, en tiempo real, la extraordinaria elección del naturalista francés Amado Bonpland que cambió París por un caserío de Corrientes a mediados del siglo XIX.

-En tu obra de ficción hay una constante: la remisión hacia Oriente. ¿Reaparece en esta novela esa mirada hacia el mundo árabe?

-En esta novela es mínimo, acaso algo así como un llamado de atención para nosotros mismos, al comparar ciertos problemas nuestros con similares en sociedades islámicas; hay una preocupación por la política, una exploración de las fuentes del cansancio de la gente, quizá un recuerdo de los árabes que pasaron de una posición de avanzada cultural, hasta el siglo XII, a ocupar la retaguardia. Creo que me preocupa cualquier pérdida de eficiencia cultural.

-Las protagonistas de tus novelas saben cuál es el objetivo y ponen inteligencia y pasión para lograrlo. ¿Reaparece esa conjunción en la última novela?

-Sí, además la protagonista de ésta es pícara, muy pícara. ¿No suele ser tan importante la inteligencia como la pasión? En los países nórdicos, donde en general abunda la racionalidad, cuando una se queda a solas con el corazón, no es raro decirse "lástima que no haya un poquito más de lo otro". O que si lo hay, no se muestre más. Pero son formas de ser, claro; en verdad me sienta la combinación.
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Sagarzazu viene de desarrollar actividades en universidades europeas.

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