Panorama político

Las sortijas de la calesita santafesina

Mauricio Maronna / La Capital

Jorge Bergoglio sintetizó en 23 palabras el estado de las cosas: "El tiempo de la política parece ser circular, como el de una calesita en la que la sortija siempre la sacan los mismos". El cardenal primado no estaba hablando exclusivamente de la provincia de Santa Fe pero, aunque sea reduccionista limitarlo a esta geografía, la definición calza como un guante.

El 99,9 por ciento de los nombres que circulan entre las bambalinas de los comités, las unidades básicas y las departamentales para pelear por una banca de diputado o concejal tiene tanto que ver con la renovación de la política como una nevisca en pleno enero latinoamericano.

Santa Fe estrenará este año un sistema electoral inédito que obligará a centenares de miles de ciudadanos a pasar por una seccional policial para dejar constancia de que no tienen la menor intención de ingresar a un cuarto oscuro para inmiscuirse en las internas partidarias. En el PJ, PDP, UCR, ARI o el PC saben que de no producirse un milagro que permita el fin de ese apotegma que dice "que lo viejo no termina de morir y lo nuevo lejos está de alumbrar", las primarias abiertas, obligatorias y simultáneas tendrán un día después similar al que José Saramago escribe en su formidable "Ensayo sobre la lucidez".

El propio gobernador Jorge Obeid y su ministro de Gobierno, Roberto Rosúa, consideran a esta opción como una hipótesis factible y reconocen que dependerá de las cualidades de los candidatos. Hasta ahora todo se encamina hacia la ajustada observación de Bergoglio. Las mismas caras y los mismos hombres solamente generan adrenalina en los aparatos partidarios.

La única novedad que se registró la semana pasada en la provincia fue el recrudecimiento de las versiones sobre la candidatura a diputada nacional de la vicegobernadora María Eugenia Bielsa.

La variopinta constelación de obeidistas y reutemistas que intentan quebrar el "no" de la arquitecta deberá resignarse: la mujer ratificó que no hará esa movida. Su lectura es correcta. Cualquier paso en contrario a lo que ha venido sosteniendo en público la convertirá en una "sortija" más de la calesita. ¿Y si el presidente le pide que sea candidata? "Esperemos que no me llame: sería feo decirle que no", se le escuchó decir.

Si bien la arrojada ¿o temeraria? definición de Kirchner diciendo que el 23 de octubre se plebiscita su gestión llevó paz a todos los gobernadores peronistas, desde el análisis político no queda claro si los electores de cada una de las provincias y de la Capital Federal privilegiarán las realidades locales o la gestión del jefe del Estado.

En ese sentido, la administración Obeid mejoró su calificación respecto al primer año, pero hay agujeros negros que tendrían que ser tapados antes de que resulte demasiado tarde. ¿Se vienen cambios en el gabinete provincial? La lógica y el sentido común (nobleza obliga: también lo dice buena parte del obeidismo) indican que al menos dos funcionarios dejarán sus cargos antes, durante o después del viaje que el mandatario emprenderá a China la semana próxima. Los ministros, secretarios o subsecretarios siempre son fusibles cuando el desgaste, las contradicciones o la impericia se convierten en mochilas de piedra para el Poder Ejecutivo.

Mientras, y salvo Hermes Binner, quien adelantó el inicio de la campaña electoral al descargar una potente ráfaga sobre el PJ santafesino atribuyéndole las muertes del 2001, las víctimas por las inundaciones en Santa Fe y compararlo con el saadismo catamarqueño y el juarismo santiagueño, la oposición protagoniza una remake de sus internas e internitas previas a una elección. El ex intendente es el único que quiere votar ya mismo, confiando en algunas encuestas que le dan la victoria.

Otra vez los radicales se despellejan a la hora de empezar a definir si serán cola de león del socialismo o cabeza de ratón. Cuando un resultado no favorece a una u otra facción algunos recurren a la remanida excusa de cuestionar al periodismo, como hicieron dos diputados (uno nacional y el otro provincial) con este diario por publicar que en uno de los fragorosos encuentros realizados en la capital de la provincia la mayoría de los presentes se inclinó por rechazar lo que el socialismo hizo público: "El primer lugar para Binner es innegociable". Para la UCR, el acto de gobernar sigue siendo un episodio molesto entre dos internas (Antonio Cafiero dixit).

En el PDP el mejor candidato sigue siendo Alberto Natale, uno de los pocos diputados nacionales que se escapa de la mediocridad asombrosa que hoy reina en la Cámara baja, admitido hasta por el propio legislador Oscar Lamberto, quien señaló a La Capital en enero pasado que el actual es "el peor Congreso de los últimos 20 años". Pero Natale sabe que es una figurita repetida y evalúa por estas horas rechazar una recontrarreelección.

En el ARI esperan con ansiedad la próxima visita de Elisa Carrió (programada para el viernes 1º de abril). La imagen de Lilita (candidata a diputada por Capital Federal) derrama en Rosario, donde estuvo a un tris de ganar las presidenciales. Sus cualidades intelectuales y su frondosidad conceptual modificarán para bien la grisura que envuelve a la Cámara baja.

Desde el gobierno nacional miran con cierta preocupación las encuestas que llegan desde Santa Fe, atravesada por operadores nacionales que intentan que todos los caminos conduzcan a Kirchner.

Al reutemismo (¿y a Carlos Reutemann?) le cae como una patada en el hígado que se lucubre que su líder no tiene demasiado interés en participar activamente en la campaña. Desde la oposición, chispeantes, chicanean: "Con esto del «kirchnerreuteobeidismo» a ustedes (por los periodistas) les va a resultar muy difícil que el título entre en una página". Dirigentes cercanos al senador nacional se esmeraron en asegurar que, aunque éste no atienda los teléfonos, "los candidatos del presidente son los del Lole. Va a colaborar en el armado de las listas si se lo piden o si lo dejan (¿?)", y recordaron que "Horacio Rosatti es un hombre al que vamos a apoyar todos".

Quien también cerró la boca a los micrófonos fue el propio Kirchner, inmerso en una pausa para el diálogo tras haber minado todos los frentes de batalla. El gobierno dilapidó en 48 horas las repercusiones positivas de la salida del default y ahora tiene un abanico de cuestiones que resolver y/o explicar: escalada de precios, audiencias con las privatizadas, refinanciación de tarifas, conflicto con el Vaticano, pujas por salarios, brote inflacionario y escándalo en Lafsa (un conglomerado de empleados truchos compuesto por familiares y amigos de funcionarios, en algunos casos con sueldos superiores a los 12.000 pesos).

Como si esto fuera poco, la pelea entre Eduardo Duhalde y Felipe Solá empieza a arrojar sombras sobre la gobernabilidad en el principal distrito. Solamente el santacruceño parece tener entidad suficiente para taponar las hemorragias. Tras los cruces, quedó claro que Duhalde está tan lejos de su retiro de la política como Mirtha Legrand de los almuerzos televisados.

Pero el gran interrogante se posa sobre la figura de Roberto Lavagna, quien se despachó contra "el populismo, la reestatización de empresas y las políticas setentistas", además de alertar sobre riegos de hiperinflación si se decide un aumento de salarios. La primera reacción no tardó en llegar: los periodistas adictos al presidente salieron en cadena a esmerilar al ministro de Economía, quien sí recibió el abrazo de Duhalde. El balón ahora está en el campo de Kirchner. ¿Devolverá sus habituales pelotazos o dejará que duerma bajo una de sus suelas?

Un capricho se diferencia de una gran pasión en que el capricho dura toda la vida, decía Oscar Wilde.