| domingo, 27 de marzo de 2005 | El arte de cocinar La cocina no sólo fue una preocupación del hombre por la subsistencia sino que se la puede considerar como un tema en sí mismo y un motivo de inspiración para el arte. La cuestión gastronómica es estética y filosófica: remite a la belleza, a la cultura de una civilización y a su historia.
Desde esa mirada tienen igual significado una sonata, una pintura, una película, la torre Eiffel o unos apetitosos profiteroles helados. Aunque el cocinero crea obras de arte efímeras que rápidamente desaparecen logra hacer surgir formas a partir de una materia dándole consistencia y cargándola de pasión.
La plástica y el arte culinario se relacionan porque estéticamente tienen elementos comunes, pero a la cocina se le suman otros componentes: el aroma, el gusto y las texturas. Como también participan la vista y el oído se podría decir que es el arte más completo porque involucra a todos los sentidos.
En el siglo XX la cultura universal sufrió cambios. Después de las guerras mundiales el hombre encuentra nuevas formas de comunicación con el surgimiento de un nuevo lenguaje. Las vanguardias nacen como necesidad expresiva y lo efímero se instala como nueva filosofía dando relevancia a a la actitud de vivir con intensidad cada momento. De esta manera el arte efímero se ubica ante una sociedad sedienta de renovación que requiere nuevas identidades (surgen minorías que intentan hacerse escuchar). También el hombre aparece como actor y artista buscando cómo vivir a la manera de un creador. En este encuadre se puede ubicar al cocinero que realiza esculturas sensuales en las que intervienen los cinco sentidos.
Patricia Lo Celso
Profesora de bellas artes enviar nota por e-mail | | Fotos | | |