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 sábado, 26 de marzo de 2005  
Otro frente abierto. El obispado castrense será declarado "sede impedida" por el caso Baseotto
El Vaticano incluiría a la Argentina entre los países sin libertad religiosa
Sin bien la decisión ya fue tomada, en Roma todavía esperan un gesto conciliador del presidente Kirchner

Guillermo Villarreal

En pocas horas más, tal vez en días, la Argentina podría ser incluida entre los países en los que no existe la libertad religiosa ya que la Santa Sede se apresta a declarar al obispado castrense como "sede impedida".

Se trata de una figura jurídica que sólo se aplica en aquellas regiones, sobre todo asiáticas, donde decirse católico puede llegar a costar la vida. Esta situación obliga a la Iglesia a que los nombramientos de sacerdotes y obispos se mantengan in pectore.

Si bien la decisión del Vaticano ya fue tomada y la notificación oficial está en manos del nuncio apostólico, monseñor Adriano Bernardini, para ser remitida en breve al canciller Rafael Bielsa, en la sede diplomática se espera un gesto conciliador por parte del gobierno argentino. Es decir, que aclare por escrito que no entorpece la labor pastoral de monseñor Antonio Baseotto.

Pero los más estrechos colaboradores del presidente Néstor Kirchner dan señales inequívocas de que esto no ocurrirá. Es el caso del ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien el jueves aseguró que "el gobierno ya hizo lo que tenía que hacer" y que esperaba que la Santa Sede nombre un nuevo obispo castrense.


El enigma de la carta
No obstante, anteanoche se habló (aunque nadie lo confirmó oficialmente) de la existencia de una carta secreta del subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, que podría "solucionar todo".

Asimismo, los pocos que pueden influir en el ánimo del presidente intentaban convencerlo de que dialogue con el nuncio, el cardenal Jorge Bergoglio (Buenos Aires), o el titular del Episcopado y arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Mirás, para ratificar la posición oficial aunque más no sea verbalmente.

En la Iglesia, en tanto, había predisposición para tales encuentros, pero se insistía en que el gobierno nacional debía certificar por escrito los alcances del "dudoso" artículo 1º del decreto 220/05, que desconoce a Baseotto como obispo castrense.

En los fundamentos de ese documento oficial se condenan, además, las alegorías utilizadas por el prelado contra el ministro de Salud, Ginés González García, por "reivindicar" métodos (los vuelos de la muerte) de la última dictadura militar.

Por su parte, la diplomacia eclesiástica cuestiona -según revelaron voceros inobjetables- el "doble discurso" del jefe del Estado y de sus funcionarios más próximos.

"Por un lado, dicen que no entorpecerán el accionar de Baseotto y, por otro, consideran una provocación que el prelado celebre misa o impiden que realice nombramientos formales de capellanes", se quejan en lo más alto de la estructura vaticana y local.

La Santa Sede entiende, tal el contenido de la misiva que recibirá Bielsa el lunes, que el decreto presidencial rescinde "unilateralmente" el concordato suscripto entre ambos estados en 1957.

También exterioriza el malestar por "impedir" el ejercicio pastoral de un obispo "legítimamente" designado por el Vaticano y le reclama al presidente Kirchner que rectifique su decisión para evitar que la Argentina violente la "libertad religiosa".

La comunicación oficial lleva la firma del secretario de Estado Vaticano, cardenal Angelo Sodano, y dedica un párrafo a los sacerdotes militares, a quienes les pide "paciencia" en este momento de prueba.


Esperando una señal
El concordato establece las relaciones bilaterales entre la Santa Sede y la Argentina sobre jurisdicción castrense y asistencia religiosa de las Fuerzas Armada. Fue refrendado en 1986 y en 1992, oportunidad en que el vicariato militar pasó a tener jerarquía de obispado.

Tanto en Buenos Aires como en Roma se esperan señales que calmen los ánimos. Pero de ambos lados se mantienen firmes las convicciones. Unos porque quieren un prelado militar distinto de Baseotto, otros porque dicen que está en juego "algo más" que la destitución de un obispo. ¿La libertad religiosa?
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Navarro Valls ya había hablado de violación a la libertad religiosa.

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