| sábado, 26 de marzo de 2005 | La familia real británica desaira al príncipe heredero y a su novia La relación del príncipe Carlos y sus padres, un auténtico caso "para el diván" Los Windsor, desconectados de su época, mantienen una relación fría con su primogénito desde la infancia Christoph Driessen Londres. - ¿Qué clase de padres son éstos? El hijo mayor se casa y la madre dice que no irá a la ceremonia civil, sino sólo a la posterior bendición religiosa. Y el padre declara que no sabe si logrará llegar a tiempo. Se esforzará, pero no puede prometer nada, porque ese mismo día tiene otro compromiso. Cuando los británicos escuchan estas historias, saben que sólo puede tratarse de una familia: los Windsor.
Otras casas reales, como los Orange de Holanda, prefieren aparecer a nivel privado como "una familia muy normal", pero en Londres se ríen de ellos llamándolos "los reyes de la bicicleta", por el ostentado uso que hacen de ese medio de transporte, muy popular en Holanda. Los Windsor viven en una cápsula del tiempo, sentados en un trono de oro como en los cuentos de hadas, los sirvientes les ponen cada mañana la pasta de dientes en el cepillo y padres e hijos tienen una relación distante que ha quedado anticuada para el resto del mundo.
El hecho de que la reina Isabel II, de 78 años, no vaya a la ceremonia civil, y que su esposo el príncipe Felipe, de 83 años, esté justo ese día de visita en Alemania (¡nada menos que Alemania!), dice mucho.
Ya pueden los portavoces cansarse de decir que Isabel y Felipe apoyan la boda. Sus declaraciones, según el diario Independent, son tan poco creíbles como si el rey Enrique VIII hubiese dicho tras la decapitación de su segunda mujer que no quería que ese hecho "se entendiera como un acto brusco".
La triste infancia de Carlos El príncipe Carlos, de 56 años, y sus padres son un tema para diván. En su biografía oficial, el heredero al trono se queja de su "sufrimiento" en la infancia y de que no puede acordarse de ningún gesto de cariño por parte de sus progenitores. Cuando tenía apenas unos pocos años, sólo veía a su madre durante dos breves audiencias durante el día. Al despedirse, hacía una reverencia.
Una única vez Isabel II se quedó mientras una empleada lo bañaba. "No metió las manos en el agua, pero al menos miraba", recuerda Carlos. A su padre, lo acusa de haberlo enviado a un internado en el que fue sometido durante años a continuas humillaciones. No hace falta haber yacido en el diván original de Sigmund Freud, que es exhibido en Londres, para adivinar que esta relación entre padres e hijos no fue muy positiva.
Carlos causa muchas preocupaciones también a su madre, según las informaciones de periódicos monárquicos como el Daily Telegraph. La reina lo considera un quejoso y un excéntrico, "cuando no un poco loco".Su padre tiene aún más problemas con él. Se dice que Felipe ha calificado a su hijo mayor de "lunático" y "flojo". En público, ha asegurado que ambos son "dos caracteres muy distintos".
A su futura nuera tampoco le tienen mucho aprecio. Se afirma que la reina dijo cierta vez de Camilla, de 57 años, que es "una mujer infame" que además se ve "bastante esmirriada".
Felipe le escribió a Diana: "No puedo imaginarme que nadie en su sano juicio te abandone por Camilla". Sin embargo, la reina al final accedió al deseo de su hijo de casarse nuevamente, debido a que se le hacía insoportable imaginar que el posible Carlos III pudiera reinar con una concubina a su lado.Con todo, Isabel se mantiene a distancia. No quiere que los últimos años de su reinado queden opacados por la imagen de Camilla, una persona aún poco popular. El veterano cronista reale, Richard Kay, comentó: "Han dejado a Carlos solo". (DPA) enviar nota por e-mail | | Fotos | | Carlos demolió a sus padres en su biografía oficial. | | |