| domingo, 06 de marzo de 2005 | [Espacios] La cátedra libre Felipe Aldana Para leer a los Rosarinos La literatura de la ciudad es el objeto de estudio de un grupo de docentes de Humanidades y Artes La difusión y el estudio de la literatura de Rosario ha generado en los últimos años nuevos espacios de reflexión. Entre ellos se encuentra la cátedra libre Felipe Aldana, que funciona en la Facultad de Humanidades y Artes, bajo la dirección de Roberto Retamoso y con el propósito de recuperar, promover y evaluar la literatura producida en la ciudad.
La cátedra, que lleva el nombre de uno de los grandes poetas de Rosario, fue creada el 15 de noviembre de 2002 por una resolución del Consejo Directivo de la mencionada facultad. El equipo de docentes está integrado, además de Retamoso, por María Inés Laboranti, a cargo de a coordinación general, Alicia Barbisano, Stella Stangaferro, Patricia Feuli y Mercedes Gómez de la Cruz.
"Al tratarse de una cátedra libre -explica Retamoso, autor entre otros trabajos de "Figuras cercanas", recopilación de ensayos sobre escritores locales- no pertenece a la currícula o plan de estudios de la carrera de Letras, por lo que sus actividades se realizan de manera autónoma". En consecuencia, "sus actividades son de carácter voluntario y carecen de obligatoriedad para los alumnos de la carrera. Pero al tratarse de una cátedra libre, ello posibilita que muchas personas que no son alumnos de la facultad puedan participar de esas actividades con total libertad".
-¿Qué actividades se realizan en la cátedra?
-La cátedra practica tanto tareas de investigación como de docencia y extensión. Las tareas de investigación consisten, actualmente, en la ejecución de un proyecto de investigación y desarrollo trienal titulado "La modernización literaria en Rosario: delimitación teórico-histórica de sus manifestaciones textuales específicas (Poesía 1940/1970)". Mientras que las tareas de docencia y extensión han consistido en el dictado de diversos cursos sobre poesía de Rosario en el marco del programa "Cursos para la comunidad" que organiza el Vice-Decanato de la Facultad de Humanidades y Artes. Además, en marzo de 2004, la cátedra fue declarada de Interés Municipal por el Concejo Municipal de Rosario.
-¿Cómo se despliegan esas tareas?
-El funcionamiento obedece a una planificación de carácter genérico. La investigación se desarrolla a lo largo de todo el año, y obedece a las pautas de funcionamiento establecidas por las autoridades universitarias (presentación de proyectos e informes que son evaluados regularmente). La docencia y la extensión se desarrollan de manera más irregular, puesto que dependen de determinados contextos habilitantes como el mencionado programa "Cursos para la comunidad", o de las posibilidades de la propia cátedra de generar actividades de ese tipo. Para este año hemos programado un seminario que dictará Eduardo D'Anna, durante el mes de abril, destinado exclusivamente a docentes y alumnos de la carrera de Letras. Dicho seminario tiene como objetivo la presentación de un conjunto de hipótesis que D'Anna ha venido elaborando últimamente, referidas a cómo la investigación acerca de la literatura de Rosario lleva necesariamente a una reformulación del sistema de la literatura argentina tradicionalmente establecido, y del canon implicado por dicho sistema.
-¿Qué recorridos han realizado en el marco de la literatura de Rosario?
-Nos hemos ocupado a lo largo del año 2003 de una serie de obras fundacionales, como las de Irma Peirano, Arturo Fruttero y Felipe Aldana, y a lo largo del año 2004 nos hemos detenido en lo que podría llamarse la generación de la revista Pausa, es decir, los poetas rosarinos que comenzaron a difundir su obra en esa legendaria publicación, como es el caso de Aldo Oliva, Rubén Sevlever o Hugo Padeletti. Para el 2005, y completando nuestro proyecto trianual, tenemos previsto trabajar sobre la producción de los poetas nucleados en otras dos revistas destacadas de los años sesenta y setenta, como fueron El lagrimal trifurca y La Cachimba.
-En la literatura de Rosario, ¿qué textos no han recibido aún la consideración que merecen?
-Muchos, de diversas épocas o momentos históricos. Para no hablar del presente -por todo lo que supone como instancia abierta, con necesaria proyección de futuro, y por lo tanto como proximidad temporal que, como se sabe, dificulta la posibilidad de establecer consensos críticos sólidos-, y para seguir con el caso de la poesía, hay textos de Diógenes Hernández, Fausto Hernández, Facundo Marull o Daniel Giribaldi que merecerían ser rescatados, desde una perspectiva tanto histórica como crítica, por medio de un tratamiento específico.
-¿Cuáles serían, si existen, las características de la literatura escrita en Rosario?
-La heterogeneidad y la diversidad temática y estilística: no existe una suerte de identidad literaria rosarina. Pero ello, más que un defecto, seguramente es la virtud que le confiere importancia y riqueza.
-¿Hay una tradición literaria rosarina? ¿Quiénes serían sus emergentes?
-En el caso de la poesía lentamente se va configurando una suerte de canon local, que viene a manifestar la colección de clásicos publicados por la Municipalidad: Fruttero, Peirano, Aldana, Oliva. A esa serie de obras completas habría que sumar otras editadas por otros medios, como ha sido la de Hugo Padeletti, y la parte ya editada de la de Hugo Diz. Aunque sea un criterio restrictivo, vale la pena detenerse en ese conjunto de obras completas como exponente privilegiado de la poesía escrita en Rosario, puesto que se basan en el principio de concebir a la obra recogida como conjunto orgánico, más allá de que los autores vivos aún puedan entregar nuevos libros. Así, desde un punto de vista metodológico podemos distinguirlas de las obras de otros poetas significativos que existieron y existen en nuestro medio, pero que no han llegado, por razones diversas, a la instancia de ser compiladas como una totalidad orgánica.
Las sola mención de los nombres mencionados sugiere emergentes y líneas (no sé si opuestas pero seguramente diferentes). Así, hay un punto donde las obras de Fruttero y Aldana parecen representar un momento inaugural de lo que podríamos llamar la modernización de la poesía de Rosario. Oliva y Padeletti, por su parte, vienen a representar la consumación de ese proceso, y probablemente el momento de mayor despliegue de la poesía escrita en la ciudad. Mientras que Hugo Diz condensa buena parte de los rasgos de la poesía al modo de El lagrimal trifurca, altamente diferenciada de tales predecesores, por tratarse de una poesía fuertemente desviada respecto los patrones dominantes no sólo a nivel local sino también a nivel nacional y mundial, pero que supone ciertos rasgos distintivos sumamente importantes, como aquellos que remiten al campo de la poesía abiertamente política.
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