| domingo, 06 de marzo de 2005 | Reiki: Dar y recibir Vivimos tiempos difíciles donde parece que perdemos cada vez más el hilo conductor de nuestras vidas. El estrés, la falta de un momento para introyectarnos en ese espacio personal del que deberíamos disponer para recrearnos, a veces se nos escapa. Intentamos diferentes maneras de hacernos cargo de nosotros. Anhelamos una existencia menos dura y un lugar desde el cual expresarnos y comunicarnos más amorosamente. El reiki puede dar respuestas a estas necesidades.
Es una técnica de origen japonés de armonización natural que beneficia a los seres vivos de todas las especies. Se trata de una palabra japonesa que se traduce como energía vital universal.
Los seres humanos tenemos la capacidad natural y potencial de canalizar, es decir, de recibir energía vital de una fuente externa a nosotros y transmitirla a otros seres vivos. Esta proyección de energía reiki se realiza principalmente a través de las manos, pero también se puede efectuar por medio del soplo respiratorio, de los ojos y de otras prácticas que hacen a la técnica.
En el aprendizaje se actualiza esta capacidad que todos tenemos. Sólo hay que recordarla, volver a pasarla por el corazón y utilizarla para el embellecimiento de nuestras vidas.
El reikista actúa como una especie de catalizar para que el cuerpo por sí mismo armonice sus funciones vitales. Ese accionar no requiere de complicados entrenamientos y la capacidad como canal aumenta con la práctica.
Cuando la persona realiza reiki hacia sus propios sistemas corporales o hacia los de otro receptor se produce primero una gran relajación. Esto posibilita que los mecanismos que regulan los sistemas del cuerpo (el nervioso autónomo, el hormonal y el inmunológico, entre otros) se ordenen en su frecuencia natural.
La relajación que promueve el reiki facilita los desbloqueos energéticos, permitiendo que la energía fluya hacia los distintos órganos, disminuyendo sensiblemente los niveles de estrés que se acumulan. Como consecuencia, el cuerpo tiene mayor oportunidad de eliminar toxinas, de auto-repararse y de volverse más receptivo a los tratamientos médicos.
La práctica diaria fortalece el ánimo, otorgando más recursos para encarar el día con creatividad y dispuestos a interactuar como canales en todo lo que hagamos y en todo lo que suceda.
Cualquier actividad cotidiana: trabajar, estudiar, las tareas del hogar, expresarnos a través de una alguna actividad artística, se realizan mucho mejor con reiki. Con el tiempo esta práctica se transforma en una filosofía de vida.
Esta técnica no sólo permite acercarnos a mayores niveles de comprensión y armonía personal sino que faculta para sentir y dar, donde el compartir y el interesarnos por lo que al otro le sucede y necesita es posible.
Desde esta manera de vivir se promueve la unidad en la diferencia. No es una religión ni un dogma. Cada cual puede contextualizar su práctica en su creencia.
Esta disciplina está muy difundida en el mundo. Existen más de treinta variantes o modalidades. Básicamente todas derivan de dos corrientes: la oriental o japonesa, y la occidental. La primera prioriza la intuición como instrumento fundamental para determinar el desarrollo y formas de cada sesión.
La comprensión de los desafíos que propone la vida está bien sustentada cuando estamos atentos a los insights o discernimientos que provienen de la intuición. El reiki es un arte y como tal necesita de ella para desenvolverse adecuadamente.
Por su parte, el occidental es más racional en su concepción, es un proceso más intelectual que basa el desarrollo de una sesión en el recorrido de posiciones corporales prefijadas y durante determinado tiempo, buscando a través de una aplicación completa la armonización del receptor.
La evaluación y el accionar están más dirigidos por la voluntad del reikista, mientras que en reiki japonés la actitud es más devocional, más pasiva o receptiva. Esto no significa que ambas escuelas no contengan las características que las diferencian.
Las escuelas del mundo más actualizadas suman y no restan, valorizando los aspectos que ambas modalidades ofrecen, enriqueciéndose la aplicación y comprensión de este método de integración personal que puede dar respuestas y contención a las necesidades físicas, psicológicas y espirituales.
Rodolfo Alberto Badano
Maestro de reiki
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