 | viernes, 04 de marzo de 2005 | Latinoamérica: la unidad es clave La asunción en Montevideo del flamante presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, en medio de notable fervor popular, fue el eje de la convocatoria para sus más importantes colegas del Cono Sur de América, entre ellos el brasileño Lula da Silva, el venezolano Hugo Chávez y el argentino Néstor Kirchner. En ese escenario fue que se produjeron trascendentes reuniones entre los líderes que excedieron con largueza el marco del protocolo y dieron paso a la positiva transformación de coincidencias en acuerdos concretos, que posibilitarán una mayor unidad entre las naciones que representan.
Acaso el punto de encuentro de mayor relevancia al que llegaron los tres mandatarios haya sido la determinación de enfrentar unidos el duro desafío que constituyen las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. En un mundo crecientemente signado por la discusión entre bloques supranacionales, resulta hasta candoroso suponer que el aislamiento sea una buena receta a la hora de dar batalla con la habitual inflexibilidad de los organismos financieros, más allá del éxito que consiguió la Argentina en el recientemente culminado canje de la deuda en default.
Por ahora, se trata de un tímido pero valioso primer paso: "Vamos en la dirección de acordar políticas comunes en la negociación con organismos internacionales", comentó Hugo Chávez. La novedad en torno de este asunto, que ya fue debatido con antelación, está dada por el giro en la posición brasileña: el gigante sudamericano tradicionalmente ha optado -apoyándose en su fluida relación con los Estados Unidos- por la soledad a la hora del diálogo con el FMI. Pero Lula parece haberse convencido de las bondades de un cambio de rumbo.
En tanto, y en otro rubro, también debe considerarse significativo el absoluto consenso que exhibieron Kirchner y Vázquez en torno del crítico tema de los derechos humanos. Aunque la legislación uruguaya impide -por intermedio de la llamada "ley de caducidad"- el juzgamiento a los represores de la dictadura de ese país, a partir de la voluntad política conjunta tal vez resulte posible avanzar hacia el esclarecimiento definitivo de numerosos casos, entre los cuales el más resonante acaso sea la suerte que corrió en el país vecino la nuera del poeta Juan Gelman.
Ojalá que la tendencia que levantó cabeza en Montevideo se expanda y consolide. Tras largos años de desencuentros, tal vez sea la hora en que Hispanoamérica retome el sendero que señalaron San Martín y Bolívar. enviar nota por e-mail | | |