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 viernes, 04 de marzo de 2005  
La quita representa para el país un ahorro de u$s 67 mil millones
Con un 76% de adhesión al canje la Argentina dejó atrás el default
El gobierno dio un paso histórico para encarrilar la economía nacional. Aún así, queda una carga muy pesada

El gobierno anunció ayer que logró una adhesión del 76,07% a la oferta de reestructuración de deuda en default, imponiendo a los acreedores el mayor recorte de la historia para este tipo de situaciones de crisis. Entraron al canje 62.248 millones de dólares, sobre un total de 81.835 millones de dólares.

Si se tienen en cuenta los intereses acreditados a partir del default la deuda reestructurada suma 102.566 millones y los nuevos compromisos a pagar 35.238 millones de dólares, lo cual arroja un ahorro superior a los 67 mil millones de dólares. En tanto, el stock de deuda pública se ubicará tras el canje en 125 mil millones de dólares, descontando los 19.600 millones que rechazaron la operación.

El presidente Néstor Kirchner y el ministro de Economía, Roberto Lavagna, anunciaron ayer en la Casa de Gobierno ante un auditorio integrado por gobernadores, ministros y empresarios, la normalización de la deuda argentina.

"Los números muestran con toda contundencia que nuestra deuda en cesación de pagos ha quedado reestructurada", remarcó Kirchner, y agregó: "Vinimos hoy al Salón Blanco no para hacer una mentira exitista, sino porque dimos un paso importantísimo".

El mandatario calificó como "un hito" la restructuración de la deuda en cesación de pagos, pero destacó que con ella "no es que se han terminado los problemas de los argentinos. Es un punto de inflexión. Comenzamos a poder salir de la coyuntura para poder ver más adelante".

El jefe de Estado enfatizó que la reestructuración logró la "máxima aceptación de los mercados y lo que es más importante se apoya en una racional sustentabilidad interna. Se trata de la remoción de uno de los más importantes obstáculos estructurales que enfrentaba nuestra recuperación".

Antes de las palabras de Kirchner, Lavagna informó que la adhesión final a la oferta para reestructurar -proceso que se cerró el viernes de la semana pasada- la deuda argentina fue de 76,07% de los 81.836 millones de dólares del capital de los bonos en cesación de pagos.

A partir de ese resultado el gobierno emitirá ahora nuevos títulos por 35.238 millones de dólares que reemplazarán la deuda impaga de 102.500 millones (incluyendo intereses vencidos), lo que implica un recorte nominal del capital del 65,62%.

La emisión de los nuevos títulos queda de la siguiente manera:

Bono Par: se emitirán 15 mil millones de dólares, que vencerán en 2038. Es un título en pesos que se ajustará por inflación y se pagará capital a partir de 2029. Los bonos tendrán tasas de interés creciente: desde 1,33% en los primeros cinco años hasta el 5,25% desde el año 25.

Bono Cuasipar: se emitirá en pesos el equivalente a 8.329 millones de dólares con vencimiento en 2045. Pagos de capital desde 2036, que se ajusta por inflación. La reducción de capital es del 30,1%. Por cada dólar adeudado se entregará un nuevo título por 69,9 centavos.

Bono Descuento: se emitirá 11.909 millones de dólares. Vence en 2033 y la reducción de capital es de 66,3%. Los pagos de capital arrancan en 2024. Para la emisión en pesos será ajustable por inflación. La tasa será del 8,28% en dólares, pero en los primeros diez años se pagará una parte y el resto se capitalizará.

Bonos ligados al crecimiento: todos los títulos tendrán una unidad extra con rendimiento ligado al crecimiento de la economía, que podría mejorar su rentabilidad si el PBI crece por encima de lo previsto. Desde 2005 y por 30 años, cada vez que el PBI crezca por encima del 3% (en los primeros años ese límite es superior), el 5% de ese excedente será repartido entre los acreedores.

Recompra de deuda: otro 5% del crecimiento que supere el 3% será destinado por el gobierno a la recompra de deuda. Esas operaciones se realizarán entre el 2006 y el 2011.

Con esas cifras el ministro descartó toda posibilidad de tener que realizar algún pago posterior a los tenedores de bonos por unos 19.600 millones de dólares que rechazaron la propuesta, los que en gran parte apuestan a recuperar todo su dinero con demandas judiciales.

Lavagna agregó que la deuda total del país, que era de 191.000 millones de dólares en diciembre de 2004, pasará a ser de 125.200 millones tras la operación.

"Los mercados han hablado, y han hablado con mucha claridad aceptando de manera muy clara la propuesta del gobierno argentino", dijo Lavagna. Los niveles de adhesión al canje oscilaron entre el 64%, en capitales europeas como Londres y Frankfurt, al 86% en Argentina.


Lo que viene
Lavagna aseguró que "ahora debemos pagar 3.200 millones de dólares en concepto de intereses desde los 10.175 millones que pagábamos en el 2001". También advirtió sobre las presiones del sector financiero que vendrán en los próximos días al señalar que "la inversión productiva no depende la clasificación del riesgo país de una consultora, sino del crecimiento, las oportunidades de inversión, y reglas claras y sustentables".

El ministro destacó que en este proceso de canje "se ha logrado una importante pesificación" de la deuda. Hasta el 2001, del total de la deuda emitida, sólo el 3% estaba en pesos y el 66% en dólares. Ahora, tras la reestructuración, el 37% quedó en moneda argentina y una cifra similar en la divisa estadounidense. En euros quedará el 14% y 2% en yenes.

Pero aún con este nivel de adhesión, la deuda pública seguirá siendo un carga pesada para el país, del 72% del Producto Interno Bruto (PBI) -cuando en el 2001 no superaba el 60%- y el gobierno promete mantener su disciplina fiscal para evitar una nueva crisis de deuda.

Con la deuda reestructurada, Kirchner enfrenta nuevos desafíos, y el primero de ellos es recomponer la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) (ver página 11), al que el país le debe casi 15 mil millones de dólares. Las negociaciones con el organismo fueron suspendidas el año pasado para resolver antes el canje.


Un clima muy distendido
El clima en el Salón Blanco fue muy distinto a otros actos. Kirchner estaba eufórico, sentimiento que se trasladó al resto del gabinete. La satisfacción fue tan notoria que el presidente -habitualmente parco y hasta enojado ante la prensa en la Casa de Gobierno- se prestó gentilmente a los micrófonos y hasta se permitió hacer bromas. "Es un pasazo", definió el jefe del Estado el éxito del canje.

El auditorio, en tanto, siguió atentamente cada palabra de los mensajes de Lavagna, que fue muy técnico, mientras que el presidente eligió un tono casi coloquial.

Kirchner fue interrumpido cinco veces con aplausos, en especial cuando pasó revista a las críticas que su gobierno recibió por la forma de encarar el canje de la deuda y leyó prolijamente declaraciones en tal sentido que hicieron distintos economistas y comunicadores. Lavagna sólo recibió el aplauso final de su discurso y el apretón de manos del primer mandatario. No hubo abrazos.

En la primera fila de asientos, y junto a la senadora Cristina Fernández, se ubicó el ex presidente Raúl Alfonsín, para quien Kirchner tuvo especiales palabras de agradecimiento por sus gestiones para que el Congreso aprobara varias leyes necesarias para el gobierno.

Detrás de Alfonsín y de la primera dama, se sentaron dos de los conductores de la CGT, Hugo Moyano y José Luis Lingeri. El camionero recibió más tarde una fuerte reprimenda presidencial porque su gremio -casi a la misma hora en que se realizaba el acto- era principal protagonista de un conflicto con los supermercados Coto. Precisamente, Alfredo Coto, estaba sentado en otra parte del Salón, a pocos metros de Moyano.

Mientras varios miembros del gabinete no ocultaron su enojo por la simultaneidad de ese conflicto con el anuncio del gobierno, Kirchner no pudo soslayar dar su opinión al respecto.
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Kirchner y Lavagna interrumpieron la proyección de los números para saludarse.

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