Denuncian brutal paliza a un preso en dos seccionales

Los familiares de un joven dijeron que fue atacado por uniformados de las comisarías 17ª y 18ª

Los familiares de un muchacho que estaba detenido en la comisaría 18ª denunciaron que fue golpeado con ferocidad por las autoridades de esa seccional por negarse a ser trasladado a una seccional del barrio de Fisherton. También aseguraron que, una vez en esa dependencia, la golpiza continuó. Pero el calvario del preso no terminó allí. Después peregrinó, según sus parientes, por varias comisarías rosarinas hasta que el periplo terminó en la 7ª, donde llegó "vomitando sangre".

Unos cinco meses atrás, Oscar Orlando Delgado, de 26 años, cayó preso mientras gozaba del beneficio de la libertad condicional tras haber cumplido una condena por robo. Le imputaron dos atracos menores: el robo de una bicicleta y un monedero. Sin embargo, familiares del recluso manifestaron a La Capital que esos ilícitos no fueron probados por el juzgado de instrucción Nº7, a cargo de Eduardo Suárez Romero.

Delgado estaba detenido en la seccional 18ª cuando el jueves 17 de febrero le dijeron que iba a ser trasladado a la comisaría 17ª, de Donado y Eva Perón, aunque no le precisaron los motivos de la mudanza. "Cuando lo sacaron esposado a la vereda le tendieron una trampa. Le dijeron que corriera y el lo hizo cuando el bolso con todas sus pertenencias ya estaba arriba del patrullero. Pero los policías lo alcanzaron y le dieron dos culatazos en la cabeza ante la vista de varios vecinos", señaló la madre de Delgado, quien sólo se identificó como C.L.

Según la mujer, antes de ser subido al móvil "a los empujones lo metieron de nuevo en la seccional y le dieron una feroz paliza entre el comisario, el subjefe y los dos policías que lo iban a trasladar". A pesar de estar maltrecho y con el cuerpo ensangrentado, a Delgado lo subieron al patrullero y lo llevaron a la seccional de Fisherton. Una vez allí, dijeron los familiares, los uniformados le dieron la orden de "correr", y el muchacho se alejó a duras penas porque casi no podía caminar.

Delgado, a los pocos metros, fue atrapado luego de que los efectivos disparaban dos balazos que lo no alcanzaron. Después fue conducido al penal y allí fue atacado nuevamente con saña. "Primero lo colgaron esposado y después los jefes de la comisaría y los policías que lo llevaron en el móvil le pegaron", afirmó C.L.

El calvario de Delgado duró tres días en la seccional ya que no cesó la golpiza. El sábado 19, los uniformados decidieron cambiarle el sitio de detención. Entonces, el recluso recorrió varias seccionales pero las autoridades de esas dependencias policiales no "querían recibirlo porque estaba muy lastimado. Se lo querían sacar de encima. Lo llevaron a la 2ª y a la 3ª, pero no lo aceptaron", dijo el hermano del muchacho.

Finalmente recaló en la 7ª cuando ya no podía caminar y "vomitaba sangre". "Los presos lo levantaron y lo acostaron en la cama", contó su hermano que prefirió no identificarse. Recién una semana después, fue atendido por un médico policial, cuando todavía "defecaba sangre". Anteayer, el muchacho todavía padecía las secuelas de la golpiza. Varios hematomas surcaban su cuerpo y las huellas de las esposas todavía eran nítidas en sus muñecas. "Le dolía la espalda y todavía no sabemos el resultado de las radiografías que le hicieron", explicó C.L.

La mujer no sólo denunció los apremios ilegales en la división Judiciales de la Unidad Regional II. También pidió el traslado de su hijo a una granja de rehabilitación porque el muchacho tiene una adicción a las drogas y los delitos los cometió, según la mujer, cuando estaba bajo los efectos de sustancias.