| miércoles, 02 de marzo de 2005 | Todavía no aprendimos Faltaban cinco minutos para terminar el partido Central-Quilmes y decido retirarme -igual que algunos otros padres con sus hijos pequeños- para evitar el amontonamiento o por razones particulares. Salimos de la platea que da a calle Cordiviola, y ¿con qué nos encontramos? Con las puertas de salida cerradas con candado y nadie sabía quién tenía las llaves. Todos reclamábamos que queríamos salir y la policía no te contestaba. Me fui de un lado al otro del pasillo buscando una autoridad que estuviera encargada de abrir, me atendieron un par de oficiales y no supieron qué contestarme y las puertas seguían cerradas y la gente se amontonaba en la salida. Aparentemente fueron a buscar al portador de las llaves; cuando suena el silbato y finaliza el partido por suerte alguien abre los candados. Yo no sé si forma parte del operativo encerrar gente o estamos todos locos -todavía está latente el drama de Cromañón o el súper paraguayo- y seguimos tentando a la desgracia. Por este medio pido a las autoridades policiales, municipales, del club, que repasen lo ocurrido y que tomen las medidas necesarias para que esto no se repita.
Rubén Darío Buffarini, DNI 14.440.452 enviar nota por e-mail | | |