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 domingo, 27 de febrero de 2005  
Lecturas. El regreso de Antonio Tabucchi
Un enigma borgeano

Carlos Roberto Morán / La Capital

El tema del traidor y del héroe sobrevuela a la última, compleja y densa novela del italiano Antonio Tabucchi (1943), uno de los escritores más personales que ha dado la narrativa en las últimas décadas del siglo XX y que en los comienzos del nuevo siglo entrega un libro caudaloso, en el que toda reflexión está permitida y en el que la voz, la presunta voz de quien narra, busca imponerse a la escritura.

Quien habla es Tristano, un héroe italiano próximo a morir, aunque también lo hace el escritor al que el anciano moribundo ha convocado junto a su lecho para contarle la verdad de su historia. De su historia personal que se confunde con la historia de Italia, con la historia occidental, con la vida, con la muerte. Es una rendición de cuentas, es un balance y a veces es una imprecación a la vida que se vive, no se cuenta: "La vida se vive y mientras la vives ya se ha perdido, ha huido".

Y es una imprecación contra la muerte: "La muerte nunca es buena, la muerte es repugnante siempre, es la negación de la vida". Y a favor de ésta: "Se dice que la muerte es un misterio, pero el hecho de haber existido es el mayor de los misterios, aparentemente es trivial, pero es tan misterioso?" Tristano se sumerge en el pasado en los monólogos-diálogos que mantiene con el escritor al que ha invitado a su casa ubicada en alguna parte de la Toscana. Estamos en el caluroso agosto italiano, en las postrimerías del siglo pasado. Tristano, que tiene gangrenada una pierna, agoniza, y convoca al escritor para rendir cuentas, para aclarar de una buena vez cómo fue eso de haberse vuelto héroe de guerra y no el traidor que pudo haber sido. Y que a lo mejor lo fue.

En Grecia, durante la guerra, Tristano ha matado a un nazi y cambiado los acontecimientos, para volverse así un héroe. Sin embargo, a lo largo de estas confesiones que van y vuelven como un moscón que molesta y no deja aclarar del todo las cosas, el héroe muchas veces se pone en el filo del abismo, allí donde puede transformarse en traidor.

No por casualidad, entre las múltiples menciones literarias que a cada momento Tabucchi introduce, se alude a Jorge Luis Borges sin nombrarlo: "hay un colega tuyo argentino -le dice Tristano al escritor- que ha afrontado este enigma como pocos, lo he leído una y otra vez? grandioso? pero hace de ello un teorema, tal vez conociera poco la vida, conocía mejor sus mecanismos, esos que se llaman paradigmas".

El enigma al que alude Tristano es, claro está, el del traidor y el del héroe, esa diferencia sustancial que puede darla, como ocurre en esta historia, si el protagonista dirige la mirilla de su fusil un centímetro a la derecha o a la izquierda. "Se puede ser héroe o villano a la vez, cometer una traición porque se busca un fin que se considera superior. Pero ¿quién decide si lo es? La novela evita dar la respuesta", advierte Antonio Tabucchi.

Pero "Tristano muere" quiere ir siempre más allá, pone en tela de juicio a la democracia y a la dictadura comunista, pone en tela de juicio a "la verdad" histórica, pone en tela de juicio al mismo relato: "El libro lleva como subtítulo `Una vida` y no 'novela'. Hace ya muchos años que mantengo una relación difícil con la novela, no sé si es ella la que me esquiva o si soy yo el que no quiere encontrarla", admite el autor.

Es también el relato un libro terso, intensamente poético. Ha querido ser una summa, en la que no faltan por cierto los sentimientos, la poesía, los devaneos del amor, la sensación de la pérdida y la soledad. No es "Sostiene Pereyra", porque no se trata de un libro que pueda ser trasladado fácilmente a otro contexto, como ocurriera con la novela más famosa del escritor italiano. Más bien esta vasta obra nos traslada a textos como "Nocturno hindú" o "Réquiem", porque está plagada de hechos inasibles.

Cabe aceptar que su lectura significa también un esfuerzo para el lector. Tiene momentos espléndidos y, como contrapartida, una cierta monotonía expresiva que la lesiona, pero sin duda se trata del más importante y conseguido trabajo de Tabucchi de los últimos años.
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Antonio Tabucchi, el autor.

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