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 miércoles, 23 de febrero de 2005  
Y líbranos Señor... de tanta hipocresía

(Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, San Mateo 7,5). No puedo permanecer en silencio ante las expresiones del "pastor" de almas castrenses, cuando propone la misma metodología de exterminio emulando a Scilingo y a muchos prelados de su propia iglesia que bendecían a las víctimas antes de ser arrojadas al mar por pensar distinto. Epocas de terror y muerte que creí desterradas, pero no olvidadas, aunque haya sido justamente monseñor Baseotto quién gestionó ante la Corte adicta allá por 2003, el cierre total de la revisión judicial sobre la represión ilegal en la última dictadura. Lo que el ministro de Salud nacional y su par provincial han manifestado al describir el dramático problema de salud pública como la mortalidad materna derivada de abortos clandestinos, es una absoluta realidad que nos involucra a todos. El aborto es un tema que está instalado en la sociedad y el debate también es objeto de campañas ciudadanas; debo celebrar entonces, que desde el propio gobierno se establezcan mesas de discusión, información y sobre todo de prevención. Actualmente en el Congreso nacional existen una docena de proyectos tendientes a actualizar el texto del articulado sobre el aborto que data de 1922 y que condena, sin derecho a decidir, a las mujeres, portando úteros punibles. Que existen opiniones diversas sobre el tema es también una realidad inobjetable. Lo que no puedo aceptar son las mezquinas defensas de la vida de labios de un monseñor que aparentemente desconoce que en el mundo cada año mueren millones de personas por sida y que se hace necesario el uso del preservativo como medio de prevención ante contagios. No es cierto que su distribución introduzca a los jóvenes a una vida sexual prematura. La edad prematura es justamente cuando se ven expuestos a abusos sexuales de los cuales los Storni o los Grassi (con quién inauguró y compartió un hogar para niños en Suncho Corral, Santiago del Estero) fueron responsables. ¡Y líbranos Señor... de tanta hipocresía!

Marité Yanos

DNI 13.488.109


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