| domingo, 20 de febrero de 2005 | Chau Gallego Generoso, trabajador, honesto, gran amigo, de buen corazón, simpático y pintón son algunos de los calificativos que eligió un grupo de allegados para definir al Gallego, poco antes de su despedida final en el cementerio baigorriense.
"Pero también era muy cabeza dura", explicó con bronca e impotencia a punto de estallarle por los ojos uno de sus amigos del alma, al que apodan Tormenta. "En enero del año pasado, a poco de asumir, fue al médico porque orinaba con unos hilitos de sangre. Se hizo unos estudios y se enteró de lo que tenía y que necesitaba un tratamiento. Pero no dijo nada a nadie. Se la bancó solo y siguió trabajando. En septiembre, cuando se descompuso ya era tarde", contó el amigo desconsolado.
"Le pregunté por qué no se trató en enero, y me dijo ¿Qué querés?. Recién había asumido y había muchas cosas por hacer. ¿Cómo iba a pedir licencia? Así era él, se nos fue por responsable pero también por cabeza dura", señaló Tormenta.
Y no se equivocó en nada. Los que conocieron al Gallego saben de su tozudez y de que cuando se proponía algo era una topadora y no paraba hasta conseguirlo. Los que compartieron innumerables asados, partidos de truco, noches de guitarreada, y su pasión por los caballos y el campo, saben de lo que hablan sus amigos. Chau Gallego.
Norberto Puntonet enviar nota por e-mail | | |