| domingo, 20 de febrero de 2005 | Secreto bien guardado. En las actas el hecho quedó como un accidente de tránsito en el que no figura Rossi El titular provincial de Seguridad encañonó con su arma a un taxista Ocurrió el pasado domingo 7 de noviembre cerca de la cabecera del puente a Victoria. Luego de chocar con un auto de alquiler, el funcionario se bajó de su 4x4 y amenazó al chofer. Un gendarme lo vio y lo desarmó Un incidente entre dos vehículos registrado el domingo 7 de noviembre pasado en la zona del puente Rosario-Victoria desembocó en un brusco altercado entre los conductores que fue, por lejos, más grave que la circunstancia de tránsito originaria. Las alternativas de lo que ocurrió son ampliamente conocidas de manera informal en las fuerzas de seguridad pero, al nivel de la documentación formal, constituyen un hecho negado. Lo significativo del evento es que uno de los conductores, alterado por lo acontecido, bajó del vehículo y apuntó al otro con un arma de fuego. Ese hombre es el subsecretario de Seguridad de la provincia, Alejandro Rossi, quien enseguida fue desarmado por un efectivo uniformado poco antes de que el lugar del episodio se llenara de patrulleros.
El episodio fue registrado por la policía provincial y por un agente de Gendarmería Nacional que tiene a cargo la custodia del puente. No obstante, a nivel oficial, solamente se protocolizó un accidente de tránsito. La escaramuza en la que aparece una persona esgrimiendo un arma para amenazar a su circunstancial rival quedó omitida. No figura en el acta labrada por la comisaría 10ª de Rosario ni en el sumario del destacamento de Gendarmería.
En Tribunales el caso ingresó como un episodio de conducción peligrosa. La persona imputada es quien resultó apuntada por el arma aunque sin esa salvedad ya que, por el presunto delito que implica, debería ser competencia de un tribunal de Instrucción. La causa lleva el número 2420-04 y está radicada en el juzgado de Faltas Nº 1 a cargo de Osvaldo Alzugaray.
De parte de tres fuentes de distinta procedencia, que no tienen relación entre sí y a las que este diario acudió a buscar y entrevistó por separado, se pudo establecer que la persona que extrajo el arma de fuego para amenazar al conductor con el que disputaba es Rossi.
El comportamiento que le adjudican esas fuentes implica un grave acto de abuso de armas y de autoridad entre otros ilícitos punibles. Si lo ocurrido, que es un episodio con testigos y una víctima presunta, está ausente de la documentación reglamentaria que debió reflejarlo, tal cosa implica una secuencia de delitos encadenados en el nivel de las fuerzas de seguridad, en especial de la policía que debía registrarlo. En el lugar se dieron cita funcionarios policiales de rango. Y hubo desde allí, según lo indicado a este diario, comunicación al mayor nivel de la Unidad Regional II. Estos ilícitos presuntos son al menos falsedad ideológica de documento público, omisión de denuncia, mal desempeño de funciones y encubrimiento.
Un accidente oficial Como la mayoría de los domingos al atardecer, el 7 de noviembre la avenida Circunvalación era un infierno de autos que viajaban a distintas velocidades. Con tiempo claro y cielo limpio, la vía de circulación de sur a norte no escapaba a la regla y había que manejar con absoluta precaución. Así se encontraron tomando la salida hacia Rondeau dos vehículos que hasta ahí disfrutaban del anonimato de la aglomeración: un taxi de una localidad del cordón industrial y una 4x4 negra con vidrios polarizados.
Cuando llegaron a la bajada, el taxi circulaba por la derecha, junto al guardarrail. La 4x4, que iba por la izquierda, puso el guiño y cerró al vehículo de alquiler, pero no pudo sobrepasarlo. Un segundo más tarde la camioneta negra impactó la puerta trasera izquierda del taxi. El auto hizo un pequeño trompo y quedó con la parte delantera apuntando hacia el Residencial Puente Victoria, que está sobre la colectora a la altura del 900. Todo esto justo en la mitad de la salida a Rondeau -a unos 30 metros de la rotonda- en medio de "un infierno de autos", como lo sintetizó un testigo.
El gendarme que estaba como centinela sobre la rampa de acceso al puente Rosario-Victoria, ubicada unos 25 metros sobreelevada del lugar del incidente, escuchó la colisión. Según la versión oficial de Gendarmería, el uniformado bajó hasta el lugar del hecho y "conservó la situación como estaba" hasta la llegada de "un móvil policial de la agrupación cuerpos", según dijo a este diario el comandante Jorge Perrone a cargo del destacamento Escuadrón Rosario-Victoria. Hasta ahí sería una escueta crónica de un accidente de tránsito.
A los pocos minutos, y tras un llamado vía celular de uno de los involucrados, a la zona del accidente arribaron algunos móviles policiales y se apersonaron el subcomisario Abelardo Chazarreta, entonces a cargo de la subcomisaría 23ª, y el comisario Eduardo Aucar, inspector de la zona 2ª (que incluye las seccionales 7ª, 8ª, 9ª, 10ª, 12ª, 14ª, 17ª y 20ª, y las subcomisarías 21ª, 22ª y 23ª). El accidente fue reflejado en una causa por conducción peligrosa contra el taxista en la seccional 10ª, con intervención del Juzgado de Faltas Nº1, y en ningún lugar quedó identificado el otro partícipe de la colisión, quien manejaba la 4x4.
La otra versión Sin embargo, una fuente policial acercó a La Capital otra visión del mismo hecho que contrastaba con la relatada en el acta de procedimientos. La versión no hace hincapié en el accidente de tránsito propiamente dicho sino en un incidente que sucedió tras el encontronazo entre los autos. Según comentó la fuente, luego del choque se bajó el conductor de la 4x4 negra empuñando una pistola calibre 40, un arma de guerra, y encañonó al taxista, quien no pudo salir de su vehículo. "¿Sabés quien soy yo?" le gritó el hombre "bastante exaltado" según testigos. "Soy el jefe de seguridad de la provincia", le dijo.
Siempre según la fuente policial, el gendarme que estaba en la garita vio como una película muda de un accidente de tránsito donde uno de los involucrados apuntaba con un arma al otro. No lo pensó dos veces y en un acto reflejo bajó hasta allí. "Señor, tire el arma al suelo o le disparo", dijo el uniformado. "Yo soy el jefe de seguridad de la provincia", fue la respuesta que escuchó el gendarme antes replicar, con voz firme: "Yo no lo conozco. Suelte el arma porque le voy a disparar".
Ahí fue que Alejandro Rossi "tiró el arma a los yuyos" y el gendarme pidió apoyo al destacamento que está a unas seis cuadras del lugar, en Iturraspe y el río Paraná.
La historia continuó con la llegada de los policías de la santafesina quienes hablaron con Rossi, quien pocos segundos más tarde se retiró del lugar con su auto. Las fuentes aseguran que el funcionario viajaba con una mujer.
También se aseguró que el acta de procedimientos policial, que es la primera constancia sobre la que se basa la Justicia para emprender una investigación, fue realizada "por lo menos cuatro veces". Y que al taxista "se lo llevaron esposado del lugar, con una expresión que parecía decir: me chocaron, me apuntaron con un arma y encima me llevan preso".
Según el informante, en el acta no figura la presencia de Rossi ni la del gendarme. Aunque destacó que el documento responde al decálogo del buen sumariante: "Cuenta diez cosas que son inobjetables pero el problemas es que faltan 90 cosas muy importantes". Otra cuestión que deja en claro es que el comisario mayor José Maldonado, jefe de la Unidad Regional II, estuvo en contacto vía celular con los altos jefes policiales en el lugar.
Sin reporte En el destacamento de Gendarmería ubicado en las oficinas del antiguo obrador del puente, el jefe de la unidad, comandante Jorge Perrone, desarrolló la versión oficial. "El gendarme que estaba en la garita escuchó la colisión, bajó y conservó la situación como estaba. Inmediatamente llegó al lugar un móvil de la agrupación cuerpos y se hizo cargo de la situación".
Consultado sobre si el gendarme había tenido que utilizar su arma respondió que eso "no estaba reportado". Al preguntársele si los intervinientes estaban identificados, dijo que "la instrucción la realizó la policía" y comentó que en el libro de guardia el incidente quedó reflejado como "accidente de tránsito". Al requerirle ver el libro de guardia, Perrone, quien hace sólo dos meses que está en la unidad, explicó que "estaba archivado y había que rastrearlo".
Pero segundos más tarde, cuando se lo consultó sobre la hora a la que había ocurrido el hecho, dijo que la desconocía y le requirió a un subalterno la información. Al minuto estaba el dato: "Fue a las 20". El gendarme que protagonizó el incidente ya no está en la garita del puente del lado rosarino.
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