| domingo, 20 de febrero de 2005 | Muerte en el Amazonas Una de las principales características de la rapacidad mercantil es el clima de sordidez que suele rodear a quienes no dudan en arrasar con vidas si de la obtención de lucro se trata. Basta con leer las novelas de Charles Dickens como "Tiempos difíciles", o las del francés Emile Zola como "Germinal" o "La bestia humana", para observar que en la etapa liminar del sistema la muerte por extensas jornadas de labor era frecuente, que las mujeres y los niños sob las principales víctimas de esta barbarie. En nuestro continente novelas como "La vorágine" de José Eustasio Rivera; "El viento fuerte", de Miguel Angel Asturias o "Cacao", de Jorge Amado, dan cuenta de cómo la locura va asociada a la codicia y el crimen de los más desposeídos. El Amazonas es un territorio donde la impunidad reina, donde los habitantes primitivos sobreviven a fuerza de coraje enfrentando la brutalidad de los sicarios. Recientemente tres asesinatos sacudieron a la ya castigada población del Estado de Pará en Brasil. La misionera de origen norteamericano Dorothy Stang cayó abatida por los disparos de tres mercenarios. Los industriales madereros se oponen férreamente a toda política de protección ambiental de la foresta y la biodiversidad. Como si fuera poco, días después de la cruenta muerte de Stang, Daniel Soares da Costa y Adalberto Xavier Leal fueron emboscados y asesinados por los sicarios. Si bien el gobierno federal ha anunciado castigos ejemplares, lo cierto es que antes como ahora la población residente en el pulmón del planeta padece el escarnio y la explotación, la violencia institucional y la de los mercaderes. Es evidente que resultan incompatibles los planes de sustentabilidad ecológica y la ambición sin límites para la cual los dividendos y la cotización bursátil son la medida de todas las cosas. Lo señaló con acierto el biólogo Murray Bookchin, "los desequilibrios del mundo natural tienen raíces netamente sociales".
Carlos Solero, miembro del Centro de Estudios Sociales Rafael Barret
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