Arte en cuotas

Hilda Artigas (*)

Rosario dejó de ser la ciudad portuaria, desde donde se exportaba solamente cereal, y se ha convertido en una ciudad cosmopolita donde conviven, cada vez con mayor pujanza, el comercio, la industria, el turismo, con un espíritu alerta a lo nuevo y mucha gente que vive de sus sueños: los artistas.

Los rosarinos nos sentimos orgullosos de sus triunfos, a nivel nacional e internacional. Lo que llama la atención es que, salvo raras excepciones, aquí nadie los apoyó y en su mayoría han llegado a destacarse con solitario esfuerzo personal, viajando a Buenos Aires o al extranjero. En las artes plásticas esto ha sido una constante desde hace muchos años. Las personas de otros lugares, o los que llegan a nuestra ciudad, se asombran de la creatividad de los rosarinos y la cantidad de artistas que tenemos.

Supo tener Rosario, en otras épocas, grandes protectores de las artes plásticas. Empresas e instituciones otorgaban becas a jóvenes artistas destacados en su actividad. Gracias a una beca del Jockey Club, Antonio Berni pudo perfeccionarse en Europa y profundizar sus conocimientos de pintura. En ese lejano tiempo Rosario contaba con marchands y galeristas que promocionaban a los creadores de la época y era un placer para muchos tener expuesta en su casa o lugar de trabajo una obra de arte.

También contaba nuestra ciudad con mecenas, personas que compraban obras a determinados artistas, apoyándolos, y formando verdaderas colecciones de arte. Podemos nombrar, entre otros, a Eduardo Oliveira Cesar, Juan y Mario Oks, José Luis Vítori, Isidoro Sllulitel, Emilio Ellena, que reside en Chile y fue galardonado recientemente por nuestra Municipalidad por su labor relacionada con el arte. Con motivo de la distinción al licenciado Ellena se realizó, en el museo Castagnino, una exposición de grabadores de Rosario. Fue un verdadero gusto escucharlo hablar de cada uno de los trabajos y referir anécdotas de sus autores. Gracias a la pasión de estas personas muchos de nuestros artistas no han quedado en el olvido.

En la actualidad son pocos los artistas que logran vender su obra, por ello deben hacer tareas ajenas a su profesión; esto les quita fuerza y tiempo para perfeccionarse y dedicarse a lo que deberían: la creación.

Nos preguntamos, ¿en nuestra ciudad no hay más un público que guste del arte? Esto no es así; los museos, las galerías, la Casa del Artista Plástico y otros espacios donde se exhibe arte, los días de inauguraciones desbordan de un público entusiasta y siguen concurriendo después para contemplar las obras. ¿Por qué se ha dejado de comprar obras? En esta época de auspiciantes y marketing, ¿no hay nadie que promocione el arte?

El probable comprador ¿piensa que no están a la venta?, ¿qué son demasiado costosas? Se puede afirmar: si adquirió una obra a un artista emergente y usted y él tienen suerte, quizás dentro de muy poco tiempo va a tener un valor que hoy no podemos imaginar, pero aunque no tenga la suerte de que el artista tenga fama rápidamente, la obra no perderá su valor y será un gusto para usted y sus amigos tener en su casa algo para disfrutar. También podemos decir que el arte está al alcance de la mayoría de las personas que concurren a una exposición y como todo lo que hoy se vende puede adquirirse... en cuotas.

(*) Artista Plástica. Presidenta

de la Casa del Artista Plástico