| miércoles, 26 de enero de 2005 | Pago obligado a los cuidacoches Cada vez que salgo tengo que agregar al paseo el pago al cuidador de autos. Si voy a la cancha, a un recital, al parque, a un restaurante o a cualquier lugar público ellos estan ahí. No sé de dónde salen, pero brotan de la tierra. Ni siquiera decidimos estacionar, que ellos con su gorra imponente y bastón en mano nos eligen el lugar y nos van pidiendo dinero telepáticamente. Si uno se niega a pagar, ellos con el número en la mano (aunque no se sortea nada) nos preguntan qué preferimos, si pagar dos pesos -o cinco según el lugar- o volvernos a casa caminando. Yo me quedo pensando. Finalmente acepto la estafa conscientemente. Luego de dos horas, salgo con el número y encuentro mi auto, con mucha suerte, en el mismo lugar y con más suerte, sin un rasguño. Pero el cuidador no estaba, sin embargo encontré a unos de sus clones con nuevas víctimas. Se me acercó, me pidió el número y volvió debajo de la tierra como su colega. Antes de salir a pasear tengo que pensar en el cuidador de coches. ¡Basta de mantener a estos vagos! Hagamos algo al respecto. Dejemos de sufrir hostilidades de estos señores. Pido a la Municipalidad que Control Urbano haga algo ya.
Federico Nicolás Greveno
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